Con la llegada de la primavera se
producen en la persona unos efectos en los sentidos que nos llevan a un estado
de equilibrio y sensibilidad diferente al resto de las estaciones del año. Conservo
de mi madre, un número extraordinario de la revista semanal Crónica que se publicaba en los años 30
del siglo XX. Este ejemplar corresponde al año 1934, dedicado completamente a la
mujer con motivo de la entrada de la primavera. De la lectura de sus
amarillentas páginas se aprecia el paso de los 79 años transcurridos desde
entonces y los avances sociales de la mujer. La mujer en la década a la que nos
estamos refiriendo, estaba marginada e ignorada de la sociedad regida por los
hombres, y en un plano de inferioridad respecto del varón. Para la realización
de determinadas actividades necesitaba la licencia marital, y debía seguir a
éste allá donde fijara su residencia, con excepción de ultramar (América). Bajo
estas perspectivas poco favorables, la revista Crónica, trataba de informar
a la opinión pública, que la mujer estaba luchando y abriéndose camino hacia la
igualdad con el hombre. Eran los comienzos de la lucha por la equiparación de
sexos en la sociedad. La revista tiene una primera parte dedicada a las ñoñeces
de la mujer propias de la época. Así vemos a la mujer desde niña, con su
vestidito rosa y su muñeca; a la mujer adolescente y enamorada, con su corazón
abierto a los misterios del mundo; a la
mujer madre, de cuyo amor nacen los hijos; a la mujer en el deporte, con
peligro de perder belleza si desarrolla músculos…etc. Este era el escalón en
que se hallaba la mujer en los años 30, y que eran un resumen de la posición de
la misma en el mundo. Pero junto a éstas cualidades ya pasadas de moda, la
revista se preocupaba del nivel intelectual de ellas. Cuenta como un logro, que en la Universidad central de
Madrid, en el curso 1901-02 habían matriculadas solo dos mujeres, y el número
de las mismas en el año 1934 ascendía a mil estudiando carrera, añadiendo que
el estudiar en España ya era una cosa tan normal como poseer un automóvil o un aparato de
radio. En el mundo del trabajo, quiere desterrar la imagen que se tenía de la
mujer, dedicada a las faenas del hogar y cuidado de la prole. Esta aspiración
viene reflejada en la conversación entre un señor y una señora. Aquel, le
preguntaba: “Usted señora, ¿por qué no trabaja?, y ella, muy airada le contestó
¡pero, que se ha creído usted caballero!”, considerando como una ofensa el
trabajo de la mujer fuera del hogar. La revista dedica muchas páginas a la
moda, ese conjunto de de usos y costumbres circunscritos a una época,
mobiliario, arte, literatura y sobre
todo al vestido. Es curioso observar que en la moda intima de la mujer, no se
conocía la palabra lencería. En esa zona corporal de ellas, las ofertas se
referían a sostenes, fajas y corsés ¡con sus recambios de ballenas! en
comercios especializados. La morfología de la mujer, con su redondeado cuerpo
ha inspirado a artistas y a creadores de la moda. En cuanto a la escultura y pintura, sus autores han
plasmado siempre con especial sensibilidad la belleza de los rostros y la
sinuosidad de sus contornos. Si en este campo tienen importancia las curvas de
mujer, estas tienen más relevancia en el mundo del vestir en donde sus
diseñadores se valen de estas redondeces
para lanzar sus novedades. He observado que las modelos que pisan las pasarelas luciendo las
prendas confeccionadas por los modistos,
son bellas de facciones, pero el resto
del cuerpo no guarda relación con el
rostro. Sus cuerpos, a fuerza de disciplina, y sacrificio para la exhibición carecen de contornos
visibles. Son delgadas, que a fuerza de “mantener
la línea” (recta), pierden las curvas. Con escasez de busto, nalgas,
pantorrillas y muslos, los movimientos de la cadera y el cruce de pies al
pisar, activan con gracia y elegancia su
esbeltez corporal.
En estos tiempos, se observa que
la mujer siguiendo la moda imperante, se viste con prendas finas de punto, como
leotardos, pantalones, mallas y medias, que ajustadas al cuerpo, como ventosas,
y con el remate de las botas de amazona, resaltan sus encantos y manifiestan
sus curvaturas Para terminar, como bienvenida
a la primavera y culto a la mujer, diré que ésta reúne tres condiciones: serenidad, belleza y
proporción, que vienen a reflejar el optimismo de la vida, la alegría sana, y
el ansia de vivir entre lo más bello de la Naturaleza. Se
acabaron por hoy las curvas.