domingo, 5 de mayo de 2013

CURVAS DE MUJER


Con la llegada de la primavera se producen en la persona unos efectos en los sentidos que nos llevan a un estado de equilibrio y sensibilidad diferente al resto de las estaciones del año. Conservo de mi madre, un número extraordinario de la revista semanal Crónica que se publicaba en los años 30 del siglo XX. Este ejemplar corresponde al año 1934,  dedicado completamente a la mujer con motivo de la entrada de la primavera. De la lectura de sus amarillentas páginas se aprecia el paso de los 79 años transcurridos desde entonces y los avances sociales de la mujer. La mujer en la década a la que nos estamos refiriendo, estaba marginada e ignorada de la sociedad regida por los hombres, y en un plano de inferioridad respecto del varón. Para la realización de determinadas actividades necesitaba la licencia marital, y debía seguir a éste allá donde fijara su residencia, con excepción de ultramar (América). Bajo estas perspectivas poco favorables, la revista Crónica,  trataba de informar a la opinión pública, que la mujer estaba luchando y abriéndose camino hacia la igualdad con el hombre. Eran los comienzos de la lucha por la equiparación de sexos en la sociedad. La revista tiene una primera parte dedicada a las ñoñeces de la mujer propias de la época. Así vemos a la mujer desde niña, con su vestidito rosa y su muñeca; a la mujer adolescente y enamorada, con su corazón abierto a los  misterios del mundo; a la mujer madre, de cuyo amor nacen los hijos; a la mujer en el deporte, con peligro de perder belleza si desarrolla músculos…etc. Este era el escalón en que se hallaba la mujer en los años 30, y que eran un resumen de la posición de la misma en el mundo. Pero junto a éstas cualidades ya pasadas de moda, la revista se preocupaba del nivel intelectual de ellas. Cuenta como un logro,  que en la Universidad central de Madrid, en el curso 1901-02 habían matriculadas solo dos mujeres, y el número de las mismas en el año 1934 ascendía a mil estudiando carrera, añadiendo que el estudiar en España ya era una cosa tan normal  como poseer un automóvil o un aparato de radio. En el mundo del trabajo, quiere desterrar la imagen que se tenía de la mujer, dedicada a las faenas del hogar y cuidado de la prole. Esta aspiración viene reflejada en la conversación entre un señor y una señora. Aquel, le preguntaba: “Usted señora, ¿por qué no trabaja?, y ella, muy airada le contestó ¡pero, que se ha creído usted caballero!”, considerando como una ofensa el trabajo de la mujer fuera del hogar. La revista dedica muchas páginas a la moda, ese conjunto de de usos y costumbres circunscritos a una época, mobiliario, arte,  literatura y sobre todo al vestido. Es curioso observar que en la moda intima de la mujer, no se conocía la palabra lencería. En esa zona corporal de ellas, las ofertas se referían a sostenes, fajas y corsés ¡con sus recambios de ballenas! en comercios especializados. La morfología de la mujer, con su redondeado cuerpo ha inspirado a artistas y a creadores de la moda. En cuanto a  la escultura y pintura, sus autores han plasmado siempre con especial sensibilidad la belleza de los rostros y la sinuosidad de sus contornos. Si en este campo tienen importancia las curvas de mujer, estas tienen más relevancia en el mundo del vestir en donde sus diseñadores  se valen de estas redondeces para lanzar sus novedades. He observado que las modelos  que pisan las pasarelas luciendo las prendas  confeccionadas por los modistos, son bellas  de facciones, pero el resto del cuerpo no guarda  relación con el rostro. Sus cuerpos, a fuerza de disciplina, y sacrificio  para la exhibición carecen  de  contornos visibles. Son delgadas,  que a fuerza de “mantener la línea” (recta), pierden las curvas. Con escasez de busto, nalgas, pantorrillas y muslos, los movimientos de la cadera y el cruce de pies al pisar, activan  con gracia y elegancia su esbeltez  corporal. 
En estos tiempos, se observa que la mujer siguiendo la moda imperante, se viste con prendas finas de punto, como leotardos, pantalones, mallas y medias, que ajustadas al cuerpo, como ventosas, y con el remate de las botas de amazona, resaltan sus encantos y manifiestan sus curvaturas Para terminar, como  bienvenida a la primavera y culto a la mujer, diré que ésta  reúne tres condiciones: serenidad, belleza y proporción, que vienen a reflejar el optimismo de la vida, la alegría sana, y el ansia de vivir entre lo más bello de la Naturaleza. Se acabaron por hoy las curvas.

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