Es curioso que siendo los pájaros
animales inocentes, dóciles y de compañía (cuando están enjaulados), a veces
inspiran expresiones de desprecio hacia determinadas conductas humanas. Así,
cuando se dice de alguna persona “es un pájaro de cuenta”, o “eixe está fet un
pardal”, que define a quienes debe
tratarse con cautela y desconfianza, estamos calificando la conducta
irregular de los que no cumplen en familia o en sociedad. La frase “menudo
pájaro” está en contradicción con el concepto favorable que tenemos de éstas
pequeñas y entrañables aves. Al emplear
estos términos despectivos de los pájaros para atribuirlos a comportamientos
humanos no cabe duda que nos estamos refiriendo a los pájaros de mal agüero
como pueden los buitres y cuervos, animales voraces que se alimentan de
carroñas, lagartos y serpientes. Buitres y cuervos son pájaros que nos
transmiten la imagen de animales desaprensivos y crueles que se aprovechan de
la confianza y descuido de los demás animales, para sacar provecho propio. ¿No les suena ésto a banqueros? Descendiendo a
la selva o sociedad humana, también existen estos pajarracos que cuando han
necesitado financiación de las instituciones estatales han sido rescatados de sus
dificultades, y éstos sin embargo no han tenido comprensión ni compasión para
ayudar a las apuradas y desesperadas familias cuando por no poder cumplir con
el banco, se les ha privado del derecho constitucional y sagrado de la vivienda,
y puestos en la calle. Afortunadamente,
la clase política, que está para lograr el bien común, está poniendo solución a
esta situación.
De de los malos pájaros, pasemos a los pájaros
buenos. Unos nos deleitan el oído con sus trinos y otros nos dan gusto al
estómago al comerlos fritos acompañados
de una cerveza o un vaso de vino. Esta práctica ha desaparecido de nuestro
entorno social.
En Jávea, pueblo agrícola, y
dentro de la cultura rural de la misma, ha existido mucha afición entre grandes
y mayores en la captura de pajarillos, bien para oírlos en cautividad o bien para la
sartén. Había varios procedimientos para la caza de éstos animalillos. Estaba
el sistema de “parar la tela”, que consistía en poner en el campo y alrededor
de un “aveador” o balsita de agua, una red articulada con unas cañas, que al ser estirada por un cordel oculto tras unas ramas o escondrijo,
se abatía sobre el pájaro que acudía a beber, y quedaba atrapado. Otro tipo de
caza era el “enviscar” y consistía en impregnar de “envisc”, una sustancia pegajosa,
en unos palitos de esparto verde, que se
clavaban en la tierra junto a las charcas del río, y el pájaro al ir a beber y
tomar contacto sus alas con el “envisc” les imposibilitaba emprender el vuelo. Conocido era también el procedimiento de
“L´ençesa”, un método de captura que se
practicaba por la noche. Aquí, el “envisc” se colocaba en las ramas de los árboles
frondosos y tupidos, como los naranjos, y por la noche, los cazadores provistos
de carbureros para iluminarse, sorprendían
a los dormidos pájaros y los apresaban de
las mismas ramas. Finalmente había otro medio de caza y era conocido como “el
parany”. En éste tipo de trampa, se utilizaba también la sustancia viscosa del
“envisc”, que se colocaba alrededor de
las ramas de árboles grandes, a los que previamente se les desmochaba y
aclaraba la parte superior. En la base y alrededor del tronco se colocaba una
lona o red para cobrar las piezas caídas de las ramas. Este sistema no estaba
muy extendido en esta villa, y, si lo era practicado en Benissa y en algunas zonas de Castellón.
La costumbre de comer pajaritos fritos
en bares y tascas, estaba extendida por casi toda España. En Galicia, por
ejemplo, no han tenido la costumbre de comer pájaros fritos ni caracoles del
campo. El paladar de los gallegos está hecho
para apreciar los ricos sabores de su marisco. Afortunadamente, la sociedad ha
evolucionado, percibiendo que los
animales son seres sensibles y ha encontrado
en ellos compañía y comunicación. En ésta línea de protección, la legislación
penal vigente (Código Penal) haciéndose eco de estos sentimientos humanos, castiga
como delito los malos tratos y el abandono de animales, así como la caza de especies protegidas.
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