En este mundo, la expresión hablada y la comunicación escrita está plagada
de siglas, cuyo único fin es abreviar la escritura. Constituye un uso abusivo
del que no se tenían antecedentes en épocas anteriores. En ese pasado histórico,
se utilizaban las siglas de una forma moderada, y las pocas que estaban en el
mundo hablado y escrito eran muy familiares. Eran las más conocidas, el FBI, la ONU , la URSS , la OTAN , los EEUU… y algunas
otras que todos conocíamos y sabíamos su significado. La complejidad y los
avances de la ciencia y de la tecnología nos han llevado a una burocratización
de la sociedad, que necesita para su desenvolvimiento la creación de
instituciones y organismos para el desarrollo de sus fines. Para la identificación
de ésta multitud de órganos administrativos se emplean siglas que poco a poco son
absorbidas y memorizadas por los ciudadanos. Si la ciencia ha adelantado y
avanzado en la moderna civilización, el hombre ha desarrollado su instinto
malévolo y cruel, involucrándose en guerras, violencia y atrocidades. En éste
“frente” se han tenido que arbitrar medidas de represión para acabar con tanto
desvarío. Aquí es donde hacen su aparición y papel las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado, en las que ante el gran número de delitos y las nuevas modalidades de ejecución de los
mismos, han tenido que crearse agentes y unidades especializadas para la
investigación, esclarecimiento y puesta de los delincuentes a disposición de la Justicia. De éste modo se han
creado, (desconocidos hasta hace unos años) los departamentos de la UDEF (Unidad Central de
Delincuencia Económica), UDYCO (Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado),
UCIC (Unidad Central de Inteligencia Criminal) y otros,… especializados cada
uno de ellos en la persecución de cada tipo específico de delito. A su vez, ya
son familiares los órganos que tienen relación con la actividad policial como
CGPJ (Consejo General del Poder Judicial), TS (Tribunal Supremo), AN (Audiencia
Nacional), TSJ (Tribunal Superior de Justicia)… Hay tal
proliferación de siglas que resulta a veces complicado desentrañar su
significado. La prensa, acostumbrada a
utilizarlas, nos suministra las noticias embotelladas en abreviaturas y tenemos que hacer un esfuerzo para saber a
que se refiere el asunto. La aparición de la corrupción, generalizada en
políticos, banqueros y empresarios, estafando la confianza de los
ciudadanos, ha conducido a la creación de órganos asesores que amparen,
representen y defiendan a los afectados. Así por ejemplo, surge el FROB (Fondo
de Reestructuración Ordenada Bancaria), la PAH (Plataforma de afectados
por las hipotecas). Las palabras “Expediente de Regulación de Empleo”, resumidas
en las siglas ERE, es consecuencia de una política laboral a la que no se
esperaba llegar, y conlleva el gran dramatismo familiar, que supone la pérdida
del trabajo. La circunstancia más trágica y sangrante. Muy utilizada también es
la sigla ADN (es un ácido cuya denominación indescifrable, que no tengo
retenida, la componen dieciocho letras, casi como una cuenta bancaria). Tres siglas
concentran la mayoría de inquietudes de
la sociedad: los EREs disgustan, el ADN descubre genes y la PAH asesora y ampara. Estas
siglas ya se han incorporado al lenguaje normal y se habla de ellas sin necesidad de
ninguna advertencia o explicación. El mar de siglas de este siglo, me hacen
desembocar en una palabra local, tradicional y burlona que ha dejado de
utilizarse. Me refiero a la palabra MEC, que escrita con mayúsculas en éste
mundo violento e hipócrita podría
significar, “Maldad, Ensañamiento y Crueldad”. Pero los tiros no van por ahí.
Me voy a ceñir a la palabra “mec”, escrita con minúsculas.. En ésta villa, desde
siempre, al individuo despistado, distraído
y poco centrado, se decía que estaba “mec”. No he podido encontrar su
significado en ninguno de los diccionarios de valenciano (ni catalán) que he
consultado. . Las nuevas generaciones no
la han conocido, y hoy ésta expresión castiza no la oigo en las conversaciones.
A este tipo de personas, con rarezas en su comportamiento, se les decía: “¡Eh
tú, estás mec o que?!”, o para referirse
a un tercero que no está presente se decía :“¡Eixe tío, está mec!”. A veces
ocurría, que en plan de burla, cuando el
que estaba “mec” pasaba por delante de algún bar en donde había corrillos o
concurrencia de gente en la puerta, algún bromista soltaba chillando: “¡ieeeee…
agarreu-lo que es per al circo!” Hoy, está palabra está obsoleta y ya no hay
“collita” ni de bobos, ni de “mecs”. Mejor así.
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