La visita es un acto de cortesía
familiar y social que se practica entre ciudadanos y familiares. Antiguamente
se practicaban mucho las visitas de cumplido o de cumplimiento en la sociedad y
en la familia. La visita de cumplido es la que se realiza como muestra de
familiaridad y de respeto. En el ámbito familiar,
si los hijos vivían fuera del domicilio paterno visitaban por cumplido a sus
padres, y a los padres de éstos, es decir a los abuelos. Aquí me quiero centrar
en las visitas que se realizan a los abuelos. Hoy va siendo extraña esta
afirmación y en desuso ésta
manifestación familiar de visitar a los abuelos
porque éstos se han integrado en el núcleo familiar de sus hijos. De hecho ya
no existe este fenómeno. Las circunstancias y los cambios en la sociedad actual
han invertido éstos usos y costumbres de familia. La intervención del abuelo en
la familia de sus hijos ha hecho desaparecer la “obligación” de visitar a los
abuelos. Son ahora los abuelos los que visitan a los nietos, cuya relación
parental ha generado un régimen familiar
distinto al que conocimos los mayores.
En
mi niñez una de las obligaciones que imponían los padres y que figuraban en
el código de cortesía familiar era la de
visitar a los abuelos para no perder el lazo de familiaridad y de contacto con
los mismos. Si la visita se demoraba, los abuelos se impacientaban y mostraban
su disgusto a los padres, culpándoles de no llevarles a los nietos. Los cambios
socio-económicos han determinado que la relación abuelo-nieto sea más intensa
que antes. Hoy los abuelos prestan un servicio impagable a sus hijos, del que
se benefician las dos partes; los abuelos, porque sienten renacer la ternura que
tuvieron hacia sus hijos, y los hijos porque se sienten aliviados y socorridos
en su tarea educacional y económica. Mi madre, que era muy religiosa, tenía dos objetivos
en ésta vida: la educación religiosa de sus cinco hijos y el fomento de la
unión familiar. Tan fundamental era ir a misa los domingos y fiestas de guardar
como visitar a los abuelos y resto de la parentela. Nos avisaba de esta manera;
“Niños, vestiros y arreglaros que hoy vamos a ver a la abuela”. Muchas veces, embrutecidos en nuestros juegos de saltar y brincar, no nos apetecía ir de
visita, porque había que cambiar el retozar por la compostura y el saber estar
ante la abuela. Durante la visita dábamos buena cuenta de la merienda a base de
pan y sobrasada que nos preparaba con mucho primor Francisca Buigues, la fiel criada
y buena cocinera de mi abuela Concha Cruañes. Teníamos que cubrir el trayecto
(a pie) desde el Montañar hasta la
Mesquida , en la cuesta
de S. Antonio, donde estaba y está la casa de mi abuela. Mis padres y los cinco
hijos, todos mudaditos y bien peinados
íbamos a “cumplir” con nuestra abuelita. En verano, nos permitían el
desahogo de jugar en el jardín y en el riurau. En invierno, jugábamos dentro de
la casa y en la cambra repleta de pasa, en donde nos revolcábamos encima de la
misma. Si la visita terminaba tarde, mi abuela nos daba un farol alimentado con
aceite y una mecha para alumbrarnos en el regreso a través de sequero, y de la
oscuridad de Aduanas así como de la carretera del Montañar (sin asfaltar
todavía).
El
contacto actual entre abuelos y nietos y
la dependencia entre los mismos, ha sido definida por el profesor Juan Bta.
Codina como el ejercicio de “la abuelidad” (término aún no recogido en el
diccionario). Yo por mi parte, este fenómeno lo calificaría en términos coloquiales
de “yayidad” (de yayo, abuelo). Se podría definir esta relación de parentesco
como “la capacidad, entrega y cariño de los abuelos en hacerse cargo de los
nietos, en apoyo de sus hijos en determinados momentos puntuales del día o en
periodos más duraderos”.
Hoy en día, lo único que se conoce como visita, es la inevitable
visita al médico. La visita como acto social y familiar
ha desaparecido de la sociedad. La tecnología actual con el invento del
teléfono móvil y la posibilidad de verse los interlocutores en pantalla, han
desplazado el uso y costumbre de la visita. ¿Qué finalidad tiene la visita? En
resumen, antes los nietos estaban fuera de la órbita familiar de los abuelos y
hoy los abuelos están integrados dentro del círculo de los nietos.
Vicente Catalá Bover
Agosto
2012
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