domingo, 22 de septiembre de 2013

EL BASTÓN

El bastón, en su versión básica es una vara de madera, con puño y contera que sirve para apoyarse al andar. Socialmente y en tiempos pasados, el bastón era signo externo de la elegancia masculina. El bastón es símbolo de autoridad civil, lo mismo que el sable lo es de mando militar  y el báculo de dignidad eclesiástica. El uso del bastón, como complemento del vestir del hombre, junto con el sombrero estuvieron presentes en la moda del siglo XIX y principios del XX. Las mujeres por el contrario, nunca han llevado bastón como elemento de elegancia por una serie de motivaciones históricas. La razón de que el hombre utilizara el bastón, obedece a que desde la Edad Media iba normalmente armado, bien con armas de fuego o con armas blancas, como sables y espadas. La mujer no hacía uso de armas, porque estaba protegida por el varón y porque el manejo de las mismas exigía una destreza y habilidad de la que carecía, aparte de que era una actividad contraria a la personalidad y sensibilidad femenina. Con el paso del tiempo el uso de la espada dejó de utilizarse, y para reemplazar ese hueco se impuso el bastón,  como arma defensiva y como adorno. Había bastones simulados, que eran verdaderos estiletes para defensa personal. En la guerra civil, el sombrero, la corbata y el bastón, junto con ir a misa, eran garantía de ir  al paredón o a la cuneta. Con el tiempo, el bastón como arma cayó en desuso y se convirtió en adorno  masculino. En los tiempos actuales solo tiene la función de apoyo al caminar. Sin embargo las mujeres en los años 20 utilizaron como complemento del vestido  la sombrilla. No era moda el bronceado solar cuando llegaban los calores del estío. En la calle como en la playa era corriente el uso de la sombrilla para el tueste de la piel. Los tiempos han cambiado tanto que de evitar el tostado se ha pasado al torrado de la misma.

Voy a hablar de un bastón de los años 40, con motivo del fallecimiento de Puchades ocurrido el pasado 24 de mayo de 2013. Antonio Puchades Casanova, Tonico, nacido en Sueca en 1925 fue jugador de fútbol del Valencia FC desde los 21 años y toda su carrera futbolística la desarrolló en este equipo, en donde debutó con 21 años en la temporada 1946-47. Poseía una gran calidad técnica y potencia física. Tuvo un extraordinario compañero que fue Pasieguito. Fue internacional 23 veces con la Selección nacional  de España (no se había inventado la gilipollez de la Roja), y se retiró a los 36 años para dedicarse a su tierras.

 Puchades, pasó unas semanas en el verano de 1949 en Jávea, por andar pretendiendo a una joven, hija de un acaudalado naranjero de  Carcagente. En los años 40, una vez acabada la guerra, empezaron a llegar y a instalarse en Jávea una serie de familias acomodadas procedentes de Ibi, Alcoy, Carcagente, Valencia…etc., que se asentaron en zonas preferenciales como el Portichol, Calablanca, Montañar y caleta del Port. Puchades, hombre recio, fuerte y esbelto, destacaba por su rubia cabellera bien peinada y por su elegancia y gusto en el saber vestir. Vestía siempre de blanco, con camisas y pantalones limpios y bien planchados, no como los famosos de hoy con vestimenta de mendigos y barbas zarrapastrosas. Toda la elegancia que desprendía su porte, lo complementaba con una sahariana también blanca y un fino bastón de vestir de rica empuñadura  que sabía lucir con destreza al caminar con su novia por los alrededores de Aduanas. En aquellos años, casi nadie tenía automóvil, pero Tonico, el ídolo de la afición merengue del Valencia tenía un Fiat 500, un coche pequeño, negro, de dos plazas, que se conocía con el nombre de Topolino y, que empezó a fabricarse en Italia a partir de 1936. Era un modelo que llamaba la atención por la originalidad de su  línea. Se lo había comprado  a Iñaki Eizaguirre, jugador vasco, portero del Valencia. Puchades, recogía a su novia en su casa, y dejaba el coche junto al Bar Miramar, regido por Bartolomé Cardona (todavía no era hotel) y se perdía con su compañera por los alrededores del puerto aspirando su salinidad y tranquilidad. Puchades nunca se casó, siempre permaneció soltero y dedicado a sus campos de Sueca, de la que nunca salió.


                                      Junio 2013

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