domingo, 22 de septiembre de 2013

EL TRENCALL

El territorio que comprende el término municipal de Jávea, está formado por colinas, llanuras y salientes al mar que definen su relieve terrestre y determinan la belleza de la misma. Las colinas son los tossals (grandes y pequeños), las llanuras son el Pla y  la Plana, y los salientes son los cabos San Antonio, San Martín, Negro y La Nao que conforman el litoral. El paisaje de los suaves montículos, y el perfil que ofrecen las calas de aguas transparentes protegidas por los cabos, son la tarjeta de presentación que la naturaleza ofrece a propios y extraños. Si los  accidentes orográficos que determinan la personalidad de la villa son conocidos por la historia o tradición local, hay otras deformaciones del terreno, cuyo nombre se desconoce, como es el caso del  lugar El Trencall, integrado en la partida de La Guardia. El origen y el significado de la palabra Trencall es tan confuso e incierto como lo puedan ser las palabras Xàbiga, Xàbia o Montgó. El diccionario de la lengua valenciana nos dice que “trencall” es “rompent”, “trencant”, y sobre esta cuestión la versión comúnmente aceptada es que es una irregularidad del terreno entre dos planos a distinto nivel. Así pues, se define el Trencall como una irregularidad del relieve terrestre que arrancando de una llanura, asciende y se eleva en forma brusca para alcanzar una altiplanicie o meseta de mayor altitud llamada Partida de la Guardia, desde la cual se divisa la belleza marina de la bahía y el boscoso llano del Plá.  El Trencall, en cierto modo, “rompe” la fisonomía del entorno. Romper, en valenciano es “trencar”. De ahí la significación de la palabra. En el Trencall se abrió un camino de carros agrícolas para ascender a la Guardia o descender al Pla. Téngase en cuenta que la carretera que conduce al cabo de La Nao, empezó a construirse en 1916. Antes de esa fecha, solo existían caminos de herradura para acceso a la  Guardia. Al mencionar éste lugar, hay que hacer un poco de memoria histórica. Durante buena parte del siglo XIX, España estuvo envuelta en las guerras de América y Marruecos para la defensa y conservación de sus colonas. Para el sostenimiento del ejército en tan lejanos frentes, recurrió a la venta de algunos de sus bienes patrimoniales. Uno de ellos fue el monte La Guardia, de propiedad estatal, con una extensión de siete millones de metros cuadrados, equivalentes a 8400 hanegadas, con abundantes aprovechamientos de madera, caza, y pastos. Esta finca fue adquirida por dos acaudaladas familias, los Bolufer  y los Bañuls (luego, Benimeli). Los primeros se adjudicaron la parte Este, hasta las estribaciones del cabo de La Nao y los Bañuls la parte Oeste hasta la cala de la Granadella. Estos nuevos propietarios cedieron a los vecinos el derecho de pastar y hacer leña en los mismos. En los años 70, en pleno desarrollo turístico, se creó la sociedad Pozos Reunidos, constituida por Pedro Benimeli, Eduardo Ballester y Antonio Catala, y cuya finalidad era la construcción de chalés. El primero de los socios, aportó parte de sus terrenos de La Guardia, y los otros el agua de sus pozos. Con estos componentes, promovieron la urbanización Costa Nova, integrada dentro de la Guardia y de la zona  del Trencall.

La progresiva  evolución de la Urbanización Costa Nova, determinaron que el matrimonio José Crespo Serrat (“Cuarteró”), un asalariado jornalero agrícola e Isabel Bisquert Sapena, una hacendosa mujer ama de casa, guiados por una predicción de futuro, invirtieron sus ahorros en la compra de una parcela a Pozos Reunidos. En ella construyeron un restaurante, al que denominaron El Trencall, por estar dentro de la Urbanización Costa Nova. El emprendedor matrimonio, se aplicó en el negocio, ella cocinando  paellas y él sirviéndolas, a una clientela integrada en buena parte por albañiles y operarios del ramo, que estaban construyendo los chalés de la naciente urbanización. Los adquirentes, nacionales y extranjeros, de estos chalés, se convirtieron en los nuevos clientes del establecimiento. Al jubilarse el matrimonio fundador, dejaron paso a sus vástagos Juan, Teresa y José Miguel, que  creciendo en un paisaje y aromas de pinos adquirieron la destreza de su madre en el manejo de las trébedes. Hoy, se da el caso curioso que decir Trencall, esta palabra se asocia más al restaurante, que al lugar de la Guardia que dio nombre a éste. El restaurante, ha absorbido, se ha “comido” la denominación del paraje donde se construyó.
 
                               Agosto 2013

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