lunes, 10 de marzo de 2014

EL CASCO VIEJO (II)


En mi artículo anterior,  les decía que en las poblaciones con historia, había dos tipos de cascos viejos: los bulliciosos, ruidosos y atiborrados de testimonios folclóricos para atracción y reclamo de visitantes, para explotar comercialmente sus reliquias, y los cascos pacíficos, austeros y privados de ruidos en los que el turista se asoma a la historia y absorbe la belleza de sus calles, caserones y monumentos. En las localidades de la Costa Blanca, abundan los primeros, pero Jávea es la excepción. ¿Por qué es tranquilo y silencioso el casco viejo? Lo explicaré en estas líneas a los lectores que no conozcan la historia de esta villa. Les contaba en mi colaboración anterior, que unos forasteros transitando el verano pasado por el centro histórico, comentaban que ante el silencio y escaso deambular de vecinos por sus calles, les dio la impresión de hallarse en un pueblo abandonado y carente de vida. Un pueblo muerto, como se define corrientemente. La razón de esta quietud urbana es la existencia de un fenómeno social, que define la personalidad de la villa de Jávea y de sus javienses como pueblo agrícola que ha sido. Este acontecimiento puntual, producto del verano, es conocido como la “renda”, y se manifiesta en el éxodo o huida de la población hacia el campo con el fin de instalarse en la “caseta” y dedicarse a la recolección de la producción agrícola en sus distintas variedades (cereal, hortaliza, vid,…etc.). Esta actividad de mudarse a pie de cosecha, se conoce con el nombre de “anarse a fer la renda”. El ilustre escritor javiense Ramón Llidó, en su documentado libro Jávea (1964) hace alusión a esta cuestión diciendo: “El término municipal de la villa de Jávea está salpicado de un inmenso caserío que recoge durante la estación estival el éxodo total de los javienses del casco de la población. Se instalan en casas campesinas, las cuales, en sus inmensa mayoría, están dotadas de cuatro elementos arquitectónicos fundamentales: 1º.  La naya…2º. La habitación vivienda. 3º. Un patio o corral abierto…; y 4º. Una cuadra para las caballerías”...”. El casco viejo de Jávea, tanto en verano como en invierno está impregnado de una fragancia que transmite la sensación de estar inmerso en la antigüedad. El silencio ambiental de sus calles y vecinos, hace que el visitante absorba con facilidad las formas de la convivencia de sus antepasados. Hoy, en el siglo XXI, el centro histórico, y sus vías públicas están más calmadas que hace cincuenta o más años. Las causas de este sosiego  se deben a tres estadios de la vida: los niños, los jóvenes y los mayores. En mis años de escolaridad, por los 50 del siglo pasado, los niños y niñas, acabadas sus obligaciones en  las escuelas, inundaban las calles de la villa con sus juegos y travesuras. La chiquillería con sus estridentes y ensordecedores gritos llenaban de vida los espacios abiertos, saltando y  brincando entre los pacíficos transeúntes. Los jóvenes ocupaban las calles para el delicioso “passeig” y los mayores hacían lo propio para la “vetla” en las aceras. Hoy día, estos encuentros sociales han desaparecido. Actualmente,  la chiquillería ha dejado de existir como elemento  de animación callejera. La juventud no pasea y los mayores no conversan como antes. Los niños, los grandes ausentes,  no necesitan la calle.  Antes, al cumplirse el horario escolar, salían de estampida hacia la calle ansiosos de retozar, brincar y saltar, dando rienda al cuerpo. Los juegos infantiles han desaparecido. Hoy, el niño, al salir del cole, se dirige a su casa, y se encierra en su mundo tecnológico manipulando hábilmente móviles, consolas de juegos, internet, whatsapp, redes sociales, lanzamiento de mensajes… Para terminar y dar la última pincelada sobre el casco diré que el casco antiguo de Jávea se distingue de los demás cascos, en que le falta el emblemático y característico casino antiguo, entendido como tal el lugar social del pueblo, en donde se va a matar el tiempo charlando, leyendo y jugando. Esos casinos producían la sensación de sopor y falta de ganas de hacer algo. Hubo un primitivo casino instalado en la calle Alfonso XII, pero fue derribado en 1895 para construir un teatro, que más tarde fue el cine Espinós. Con la fundación de la Cooperativa Agrícola Jesús Nazareno en 1919, se construyó un local social en la calle Mayor, al lado del almacén de la misma., que hizo las veces de casino-bar, pero nunca llegó a tener la categoría de un centro cultural y social definidor de la idiosincrasia javiense.

 
                                     Vicente Catalá Bover
                                      Enero 2014

EL CASCO VIEJO (I)


Casco viejo, casco antiguo o centro histórico, como queramos llamarle. A eso me voy a referir en estas líneas, que ven por primera vez el recién estrenado 2014. No sé si mi pluma (que comienza ahora este artículo) dará para más o para menos en éste tema. Viene la cosa a cuento, a raíz de una conversación oída éste verano en el centro histórico, en una soleada y calurosa mañana de agosto, en la que dos forasteros caminando por un solitario y silencioso callejón, le decía uno al otro: “¡Este pueblo está muerto, no hay nadie!”. Andaban ligeros y tenían el aspecto de ejecutivos, por la traza de sus vestimentas. Curioseaban, a su paso, casas y balcones. La tranquilidad callejera y el sosiego reinante les llevó a pensar que allí no había vida, y por deducción llegaron a la conclusión de que el casco viejo estaba muerto. ¡Qué equivocados estaban! Aún añadieron: ¡Parece un pueblo abandonado! Estas impresiones llegadas a mis oídos gracias a la quietud reinante, me llevaron a hacer unas reflexiones sobre nuestro casco histórico. Empecemos por el principio. Entendemos por casco o centro histórico de la villa de Jávea el conjunto de edificios y monumentos dentro de las murallas que la rodeaban, construidas en 1306 por orden del rey Jaime I y derribadas en 1873, para ensanche del núcleo urbano. Para entrar en el recinto amurallado, se hacía por varias puertas llamadas Portal de la Ferrería o de Sant Vicent, el Portal del Clot o de Sant Jaume y la Porta de la Mar. Más tarde, se abrió el Portal Nou. La villa, durante muchos siglos, tuvo el aspecto de pueblo seguro, protegido y fortificado. Sin pretender ser un entendido en materia de arquitectura urbana, hay que afirmar que el centro urbano tiene una notable personalidad artística. Haciendo un recorrido por sus estrechas calles se observa la originalidad y limpieza de sus edificios. Las fachadas de sus casas son blancas de cal, su anchura es la de un carro agrícola y su capacidad es la de dos plantas para vivir y una cambra para guardar la cosecha y la matanza. Los portales de las casas son redondos (los menos) o rectangulares (los más), enmarcados con piedra tosca, el elemento decorativo de la arquitectura local. De vez en cuando, en el recorrido urbano encontramos casones solariegos del siglo XVIII que lucen el escudo heráldico de alguna familia de alcurnia, como los Cruañes, en el carrer En Grenyó. Las ventanas de las plantas bajas están protegidas por artísticas rejas que sobresalen sobre las diminutas y escasas aceras. En muchas entradas a las casas y asimismo en las esquinas de las calles estrechas, se adosaban unos poyetes de piedra para evitar la rozadura de las ruedas de los carros o carruajes, con el fin de proteger los edificios y las viviendas. La propia fisonomía y trazado de todas las vías públicas y su carencia de circulación de vehículos, favorece el buen estado de limpieza de sus calles. Se ha cuidado  mucho el aspecto vial del casco antiguo, debido principalmente a dos factores determinantes: por una parte el estímulo y vocación de los vecinos por mantener su espacio público aseado, y por otra parte la colaboración del Ayuntamiento promoviendo las campañas de engalanado de calles y plazas.

La visita y contemplación de un casco viejo, como residuo de otros tiempos, sea de donde sea, nos remite a fantasías históricas. Ahora, me toca analizar las dos clases de cascos antiguos con que nos podemos encontrar: aquellos que son tranquilos y silenciosos en donde se respira la tradición y la belleza de sus caserones y palacios históricos, y aquellos otros, bulliciosos, ruidosos y folclóricos. Hay cascos viejos con solera y cultura ancestral, que por estar situados en zonas de atracción turística, sus dirigentes, para lograr una mayor demanda de visitantes y excursionistas domingueros, ofrecen en sus calles, plazoletas y monumentos, una serie de atractivos recuerdos folclóricos y símbolos deportivos, taurinos...(camisetas, banderillas…), de tal modo que algún turista sale más reconfortado culturalmente del casco habiendo adquirido y enfundado la camiseta de Messi, de Ronaldo o de cualquier fenómeno de la Roja, que habiendo tomado conocimiento de cualquier palacio o fortaleza, y su papel en la Historia. Las visitas a estos cascos, con promociones más dirigidas al comercio que al conocimiento histórico, no transmiten el sabor de la antigüedad ni la sensación del pasado. Se acabó por hoy. Seguiremos hablando del casco viejo.

  
                                             Vicente Catalá Bover
                                              Diciembre 2014

LAS FELICES, EMPALAGOSAS Y CANSINAS NAVIDADES


Un año más de nuestra vida, y ya está aquí de nuevo la Navidad;  aunque la verdad sea dicha llevamos un par de meses “saboreando” la dichosa Navidad: Feliz  para unos y molesta para otros. Hablaremos, como en estos últimos años de ésta festividad, respetando todas las opciones. La Navidad, hoy día, es un fenómeno sociológico de masas digno de estudio y  de observación por lo que se refiere al comportamiento del individuo. Es en estos últimos tiempos, de globalización y del estado del bienestar es cuando se convierte en dificultad la tarea de definir y dar el significado exacto a esta fiesta. Si consultamos cualquier diccionario de la lengua, nos encontramos con una respuesta puntual y sencilla, en la que se nos dice que la Navidad quiere decir el nacimiento de Jesús, y el tiempo que abarca, que normalmente es hasta Reyes. No añade ninguna otra interpretación. El caso es que este significado, único y originario de la palabra, está obsoleto, desfasado y olvidado por una importante mayoría de la población, aunque esta sea y se identifique como cristiana. Modernamente, el mundo vive otra Navidad, muy distinta a la que dio sentido a su origen histórico. Es otra mentalidad, otro mundo, otra dimensión social. La sociedad, dentro del mundo globalizado en que estamos inmersos, vive la dimensión de otro tipo de fiesta. Hoy las Navidades, despiertan unos estímulos y sensaciones que se traducen en sentimientos de afectividad hacia la familia y hacia los demás mortales. Estos afectos se traducen en una ansiedad y pasión desenfrenada por echarse a la calle y cargar de regalos. La Navidad, lejos de su origen se centra en esa actividad económica, ciñéndose a las compras, reuniones y abundantes comilonas. El mundo ha dado la espalda a la fiesta tradicional, y se hace necesario definirla para los futuros diccionarios. En un nuevo diccionario, la palabra Navidad tendría una nueva acepción. El primer significado, viene expresado de una forma escueta diciendo: “1.Navidad, nacimiento de Jesús”. 2. Tiempo que va desde dicho día hasta la Epifanía”. La nueva significación sería de esta forma: “3. También se entiende por Navidad las fiestas que se celebran en el orbe cristiano, que en recuerdo de los presentes ofrecidos por unos magos de Oriente al Hijo de Dios, nacido en Palestina, todos los habitantes del mundo se dedican con fruición y complacencia a la gastronomía y se obsequian mutuamente con regalos”. Este año he titulado mi artículo “Las felices, empalagosas y cansinas navidades”. Con ello creo dar gusto a todos. Estos tres adjetivos califican la calidad de la Navidad y su explicación en las diferentes edades de la persona y su entorno. Las Navidades son felices en la edad temprana de la niñez, la adolescencia y la juventud. Esa etapa de la vida se nutre de esperanzas en estas festividades: se relajan las obligaciones escolares, crece la ilusión por la llegada de los Magos o del Papá Noel, los regalos y aguinaldos, todo ello con la familia al completo alrededor del Belén o del árbol. Es una parte de nuestra existencia idealizada y carente de las contrariedades y adversidades que están por llegar. Transcurrida ésta fase se entra en la madurez, donde la fiesta a base de repeticiones anuales, entra en la monotonía y produce cansancio, hastío y fastidio. Los preparativos y planes son los mismos de años anteriores, provocando la sensación de empalago y ganas de que terminen. Llegada la vejez, la fiesta es cansina y pesada. Todos los ingredientes de la misma son los habituales de las otras edades, desde cuando éramos niños. Esas Navidades son cansinas porque el primer brote (palabra utilizada por Zapatero) de la Navidad aparece en julio con la lotería, y acaban siendo machaconas. Te machaca el comercio pidiendo que compres el cordero y el marisco en Noviembre para no castigar el bolsillo. Hay que llenar la nevera en noviembre. Esto no lo comprendo, o sea a más consumo más precio. Tendría que sacar mis apuntes de Economía de la Facultad para comprenderlo. También te machaca Hacienda, recortando la ilusión de la lotería con un bocado del veinte por ciento y finalmente te machaca el ambiente callejero con su ruido y bullicio de villancicos, papánoeles callejeros y luminarias en calles, balcones y establecimientos. A pesar de ser empalagosas y cansinas, aún tenemos fuerza (¿o hipocresía?) para desear que sean felices para todos, familia y los demás. A pesar de parecer crítico y severo, deseo, a mis lectores y al equipo que hace el Semanal, lo mejor para el año entrante.

  

                                      Vicente Catalá Bover
                                       Diciembre 2013

LA ABUELIDAD


La palabra abuelidad no figura en el diccionario de la RAE, ni en ningún otro, por la sencilla razón de no ser conocida como término gramatical. El inventor de la misma es el profesor e investigador local Juan Bta. Codina, y, yo quiero dar mi opinión sobre este “nuevo” vocablo. En los diccionarios de la lengua castellana o española, la palabra maternidad, independientemente del significado de gestación, se define como “estado o calidad de madre”, y del mismo modo la palabra paternidad es calidad de padre. Entonces, cómo se definiría la abuelidad? Por lógica y analogía, sería: calidad de abuelo Los hijos son la consecuencia de la maternidad-paternidad. Los nietos son el resultado de la abuelidad. Los abuelos, hasta hace  bien poco formaban parte de la familia en la esfera externa de la madre y del padre, pero hoy están completamente integrados en el núcleo inicial de la familia, y son complemento o añadido indispensable a la madre y al padre. Recuerdo que en la niñez de mi generación, redundando en la idea de que los abuelos estaban en la esfera exterior de los padres, el ir a ver a los abuelos era un acto más social que familiar. Había que anunciar la visita (el anuncio era costumbre de la época) y presentarse ante los mismos correctamente vestidos, y guardando las normas de urbanidad aprendidas en la escuela. Eran unos encuentros calificados como visitas de cumplimiento hacia los abuelos. Y así, hasta la próxima. Y, yo me pregunto, ¿por qué este distanciamiento hacia los abuelos? Por la sencilla razón de que en nuestra cultura (hasta ahora) ha estado arraigada la idea negativa de la vejez, y el rechazo social a los viejos,  clasificados como personas de la Tercera Edad.  Los abuelos resultaban incómodos a la propia familia y se les recluía en asilos y residencias. Contra ésta corriente de eliminar a los abuelos, éstos se rebelaban y protestaban exclamando a sus hijos: “¡puedes hacerme abuelo, pero no anciano!”. El convertirse en abuelo se asociaba a la ancianidad y a la vejez: ser abuelo era ser viejo. Modernamente han cambiado los hábitos y conceptos o formas de entender la vida. Hoy los abuelos, ni son ancianos ni son viejos. Al contrario, existe una valoración positiva de la sociedad hacia los mismos, así como un reconocimiento de su actual dedicación, colaboración y ayuda a los hijos. Debido a la crisis económica actual, hoy los abuelos y abuelas desempeñan un papel importante, colaborando eficazmente con los hijos en el mantenimiento económico de la familia.  Con el alargamiento de la vida se han producido cambios muy notables en la vida de las personas y su relación con la sociedad. Se ha comprobado que la llegada de los nietos supone una inyección de alegría, optimismo y vitalidad. A los abuelos, se les ingresaba en las residencias cuyo mantenimiento costeaban con su pensión de jubilación. Hoy, se da la paradoja, de que el abuelo es un ser no solo querido, sino apreciado, y se les saca de su reclusión para contribuir con su ayuda el mantenimiento de sus hijos y de sus nietos. ¡Tengan una buena abuelidad los que estén en ese estado! Y, cambio de tema.

UNA ADVERTENCIA.- A los lectores del Semanal que siguen con interés mis colaboraciones en éstas páginas, les expreso mi agradecimiento, con la seguridad de que lo hago con la esperanza e ilusión de entretenerles y de ocupar un tiempo que les dedico con mucho gusto. Mi reconocimiento a ustedes, es posible gracias a la generosidad de Amparo Botella, esa mujer emprendedora, eficaz y vital, que me dio la oportunidad de asomarme a éstas páginas, para llenar el tiempo de descanso que concede la jubilación, del mismo modo que años atrás le concedió este privilegio al inolvidable y querido don Juan Ortolá, que con su exquisita formación supo plasmar opiniones interesantes, valientes y polémicas, que fueron del agrado de los lectores en unos casos y de disconformidad en otros. Vengo a decir todo esto, porque desde hace algún tiempo, me ronda por la cabeza la idea o proyecto de realizar un trabajo que podría ser de interés local, por lo que voy a necesitar algo de tiempo para dedicarme a ello. Ello significa, que durante un par de meses, más o menos, mi colaboración en el Semanal, saldrá más espaciada, y no como ahora que me leen cada semana. Así pues ya lo saben, y si alguna semana no me ven, es que estoy algo ocupado con el asunto que espero poder llevar a buen término y que ustedes verán. Hasta la vista.

 

                                          Vicente Catalá Bover
                                           Diciembre 2013   

EDUCACION Y VIOLENCIA DE GENERO


En el mes de noviembre de 2013, que acabamos de dejar, han tenido lugar dos acontecimientos relacionados entre sí. Por una parte, el día 25 de dicho mes, por auspicio de Naciones Unidas se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con diversas actividades encaminadas a la erradicación y lucha contra la plaga machista, que amenaza, atormenta y asesina a las mujeres. Hay que empezar el edificio desde la base: por la educación. La educación es el conjunto de medios dirigidos a instruir y formar a una persona, especialmente a los niños. Los sistemas de enseñanza son la base para el desarrollo de la educación. El desarrollo del individuo está condicionado por una buena educación, uno de los derechos fundamentales de la persona reconocido en la Constitución. La educación tiene por objeto desarrollar en el ser humano, desde niño, un cierto número de estados físicos, intelectuales y niveles necesarios para la existencia de una pacífica sociedad política. La educación transmite una cultura y una sabiduría que deben contribuir al perfeccionamiento del sistema social y económico de un país. El sistema escolar, apoyado en una buena actividad pedagógica favorece las condiciones sociales y culturales de una nación. Véase el ejemplo de los países nórdicos de Europa, que disponen de un avanzado régimen educativo, y un acusado respeto hacia la autoridad del profesor. Acudiendo al segundo tema de éste artículo, el de la violencia de género, hay que decir que el machismo genera todo tipo de violencia y forma parte desgraciadamente de nuestra cultura. Los hombres y las mujeres son diferentes, pero no superiores o inferiores. Se carece de mecanismos de prevención o erradicación de la agresividad vivida por los jóvenes, porque en la escuela no se enseña (con la necesaria intensidad) esta materia, basada en la igualdad entre uno y otro sexo. Es importante que el Estado se ocupe de ésta cuestión a través de una política docente nacida y explicada en las aulas. Es importante que los niños y las niñas en el periodo de su formación básica intelectual tomen conciencia de su igualdad en la familia y en la sociedad. La escuela, es el espacio indispensable para lograr esta aspiración. Es obligación del Estado prevenir esta violencia, tratar las causas de ésta desigualdad histórica y castigar a los violentos. La violencia contra las mujeres es consecuencia de la discriminación que sufren éstas, tanto en las leyes como en la práctica diaria. Si el día 25 de noviembre se celebra el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el día 29, unos días más tarde, se aprobó en el Congreso de los Diputados, con el apoyo en solitario del partido gubernamental, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que viene a modificar la actual LOE aprobada por el gobierno socialista en 2006. Esta nueva ley nace con la oposición de los restantes partidos del Parlamento y está huérfana de contenidos tan importantes como la igualdad de género,  la orientación sexual y la discriminación social. Aún no ha entrado en vigor su aplicación y los partidos políticos de la oposición ya están pensando en su derogación en cuanto alcancen el poder. La nueva ley, según los comentaristas expertos es un retroceso de los valores educativos en materia de igualdad entre hombres y mujeres para evitar la violencia machista. Es ceguera e ignorancia social y política no darse cuenta (nuestros políticos), de que hay que trabajar en el campo de la educación para la formación integral de los individuos de una colectividad. No se comprende que en éste campo cueste tanto a nuestros representantes (los que hacen las leyes) llegar a acuerdos coincidentes y satisfactorios para alcanzar la tranquilidad familiar y social. La educación, y todo lo que arrastra la misma, hace grande a los pueblos: el nivel, la calidad y la prosperidad de los mismos se debe a las cabezas y mentes preclaras que salen de los centros docentes y de las universidades. Como he dicho, los países del norte europeo (Noruega, Suecia, Dinamarca…etc.) gozan del mayor nivel de vida, respecto de los demás gracias a que la sociedad está apoyada en un sistema educativo preferencial. La mayor inversión presupuestaria se la lleva la educación. Para terminar, la violencia de género no se acabará con castigos ni leyes represivas, sino con la educación. Si no hay leyes educativas buenas, es que hay políticos malos.

 

                                               Vicente Catalá Bover
                                                Diciembre 2013

LA MATANZA


Del cerdo, por supuesto. La matanza del cerdo ha sido una actividad familiar muy habitual en los pueblos desde los tiempos antiguos. Se lleva a cabo una vez al año, en los meses de frío de noviembre, diciembre y enero. En una sociedad rural basada en la producción o riqueza agrícola, como en Jávea, la economía familiar se complementaba con la crianza de uno o dos cerdos. El cerdo es un animal con un alto valor nutritivo, con la particularidad de que es enteramente aprovechable y comestible (“Del puerco hasta el rabo es bueno”). Una parte de su carne se destina a la charcutería (jamones y embutidos) y la otra se consume en asados, fritos, guisados…etc. Era costumbre en muchos hogares, reservar un espacio para pocilga o porquera, en la que se cebaba al cerdo durante un periodo de tiempo entre diez o doce meses. El cerdo era alimentado con sobras alimenticias, como mondaduras de patatas, cortezas de melón…pero el principal alimento con el que era engordado era el salvado que se mezclaba con patatas, remolacha, calabaza, maíz…etc. La llegada del frío,  a partir de noviembre, señalaba la hora del sacrificio. La matanza del cerdo está recordada en muchos refranes populares. Ya se sabe que los refranes son fuente de inspiración en muchos trabajos y ocupaciones de la vida diaria. Son como una enseñanza e intuyen lo que va a suceder. Las tres fechas más señaladas para el sacrificio del cerdo vienen avaladas por refranes. El primero, es que hace referencia al 11 de noviembre, festividad de San Martín: “A todo cerdo le llega su San Martín”. El siguiente en el tiempo, corresponde al 30 de noviembre, y dice así: “Por San Andrés mata tu res, flaca o gorda o como esté”. El refrán que cierra el ciclo, se refiere al día 17 de enero, San Antonio Abad (el santo del “porquet”), muy similar al primero: “A todo cerdo llega su San Antón”. Estos refranes se completan con éstos: “Cochino matado, invierno solucionado”, “Por Nadal tu puerco en sal”, y así otros parecidos. Una vez engordado el marrano, las operaciones siguientes eran la muerte del mismo y el aprovechamiento de su carne. Ambas actividades se desarrollaban con gran actividad y rapidez por parte de los que intervenían en las mismas, que eran la familia al completo y amigos invitados. La matanza solía tener su lado festivo y de celebración, que ocupaba a los hombres, a las mujeres y a los niños. Los primeros eran los encargados de dar muerte violenta al cerdo. Para ello, la primera medida era inmovilizarlo y atarlo a una mesa, y una vez bien sujeto el verdugo o matarife de turno provisto de un cuchillo carnicero, se lo clavaba en el cuello, provocando un manantial de sangre, entre fuertes chillidos del animal, la cual era recogida en un lebrillo de barro. Esta sangre, sin cuajar, era uno de los ingredientes para la posterior elaboración del embutido. Una vez muerto, el cerdo era socarrado o chamuscado con aliagas encendidas para dejar libre de pelos la piel. Seguidamente se procedía a abrirlo separando el estómago y los intestinos y al despiece de las otras partes: los jamones, las paletillas, el lomo, el tocino…etc. Cumplida esta primera fase, se procedía a los preparativos de conservación y preparación de la carne. Aquí intervenían las mujeres, empezando con el hervido de la cebolla y trituración de la carne. La cebolla, ingrediente de la morcilla, una vez hervida se la introducía en un saco y se presionaba sobre el mismo para que escurriera el agua. La carne preparada para el embutido, se elaboraba con el empleo de una máquina manual, fabricada en hierro, que tenía la doble función de triturar y embutir la carne en la tripa del cerdo. En los años 40, y siguientes ésta máquina era de la marca ELMA, atornillada a una mes y se accionaba por medio de una manivela situada en un extremo. La parte superior disponía de una abertura por la que se introducía la carne previamente adobada y preparada, la cual era triturada por unas cuchillas. En el otro extremo de la máquina, existía una salida a la que se acoplaba un embudo por el que a través del cuello del mismo, salía la carne y se introducía en la tripa. Aquí, en ésta etapa de la matanza solían intervenir los niños, que tomaban estas labores como un juego. La matanza del cerdo, desde siempre ha tenido una honda significación social y ha tenido un protagonismo popular de primera magnitud. El escritor Julio Camba (1884-1962), buen gastrónomo y aficionado al buen comer dijo: “La matanza del cerdo constituye algo como un sacrificio a la divinidad y se realiza con gran pompa”.

 
                                            Vicente  Catalá  Bover
                                             Noviembre 2013

RECTIFICAR ES DE SABIOS


Hace unas semanas, publiqué en éstas páginas unas líneas  dedicadas a los médicos ejercientes en Jávea en los años 40. En el artículo citaba a los médicos don Jaime Martí, don José Ferrándiz y don José Bover. Algunos lectores, con perfecto conocimiento de los acontecimientos antiguos de la villa, me han advertido que en mi relato había omitido la figura del médico javiense don Jaime Buigues Pons, hijo del entonces administrador de correos, que ejerció la medicina local en esa década de los 40. Efectivamente, ante tal omisión, pido disculpas y tengo que añadir, que no comprendo cómo pude dejarme en el tintero a un personaje tan entrañable, admirado y querido por el pueblo. Mis padres y yo mismo, tuvimos una buena amistad con el mismo. Hablando de rectificaciones, también debo confesar que al médico Martí le atribuí el estado de casado, cuando era soltero, y el médico don Salvador Barber su segundo apellido es Ros y no Part (que era el de su padre) Hechas las rectificaciones, entro en materia. Don Jaime Buigues Pons, de notable abolengo familiar, era hijo de don José Buigues, administrador de Correos, y sobrino de Celestino Pons Albi, el que fuera importante político y presidente de la Diputación de Alicante, en la primera mitad del siglo XX. Estaba casado con Juanita Buigues Morató, que casualmente también era hija de un administrador de Correos de una localidad de Tarragona. El médico Buigues, era un hombre educado, de trato afectuoso y sonrisa fácil. La afectuosidad era la principal característica de su personalidad. Mantuvo con mis padres una excelente amistad, hasta el punto de que asistió a mi madre en el parto de mi hermano Juan Carlos, en el Montañar, cuando yo tenía 14 años. Como médico, visitó en numerosas ocasiones mi casa, atendiendo a la prole de cinco hermanos. Mi madre tenía mucho ojo clínico en cuestión de dolencias y enfermedades infantiles. Entendía y sabía aplicar los remedios adecuados, que en aquellos tiempos eran tan rudimentarios y caseros como la aplicación de cataplasmas, la administración de aceite de ricino o la toma de lavativas. Dicen los científicos que los genes y caracteres de la personalidad de los individuos se transmiten más de abuelos a nietos, que de padres a hijos. Mi madre era nieta de Juan Bautista Bover Dalmau, el médico de los hermanos Carlos y Cristóbal Cholbi, fundadores del Asilo en 1884. Mi madre, bien por la experiencia que le daba la crianza de cinco hijos, o la inspiración médica que le venía de  herencia, el caso es que entre ella y el médico Buigues estábamos bien atendidos y cuidados médicamente. Recuerdo que Don Jaime llegaba a casa, y después de cálidos saludos, se sentaba en el borde de la cama, y de su maletín de médico sacaba el fonendoscopio y la lamparilla, con los que auscultaba y  examinaba la garganta y los oídos. En el diagnóstico de la dolencia, y la prescripción del medicamento solían coincidir mi madre y el médico. Realmente el tipo de enfermedades se reducían a resfriados, anginas y cosas parecidas. A don Jaime siempre le he asociado con un medicamento para el remedio o curación de las anginas, del cual yo era muy propenso a contraerlas. Recuerdo perfectamente, que éste me prescribía unos supositorios llamados “Rectagmidol”. Este medicamento, venía presentado en una cajita de corcho, que contenía dos supositorios envueltos en papel de “plata”. Este atractivo envase de corcho lo utilizaba, a modo de plumier, para depositar las plumas del palillero que utilizábamos en la academia Jesús Nazareno. En la década de los 40-50, don Jaime Buigues era el único médico que estaba motorizado. Primero utilizó una moto y más tarde un pequeño “Austin”, con los que se desplazaba a visitar a sus enfermos. Lo aparcaba en la plazoleta del Pintor Sorolla (hoy hermanos Segarra Llamas) al lado de su casa, en donde tenía la consulta. Años más tarde, trasladó la vivienda y la consulta privada a su nuevo domicilio en la plaza de la Iglesia (lo que hoy es fotografía Aguado). Hacía una vida metódica y ordenada. Siempre cenaba lo mismo: hervido y tortilla francesa. Se bañaba en la playa del Tangó (o del Pope) todos los días del año, siempre que sus obligaciones se lo permitieran. Como hombre de arraigo, fue nombrado juez de paz, pero el ejercicio del cargo, le supuso un contratiempo en el desempeño de la medicina, por lo que solicitó la renuncia antes de acabar el mandato. Con estas líneas me doy por disculpado de mi omisión.

 
                                                         Vicente Catalá Bover
                                                         Noviembre 2013

NOVIEMBRE


Noviembre, mes de difuntos y de matanza (“por San Andrés, mata la res” dice el refrán). Este tema lo tenía preparado para publicarlo la semana pasada, coincidiendo con el día de Todos los Santos y de los fieles difuntos, pero la alarmante noticia de la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo con la puesta en libertad de los asesinos de ETA, hizo que cambiara de opinión y dedicara mi columna semanal para comentar este acontecimiento. Como aún estamos dentro del mes, hablaremos de los difuntos. Empezaré diciendo, que España, a través de la Historia ha demostrado su vocación y efecto de esponja, absorbiendo las culturas de los países que la han invadido. Romanos, cartagineses, visigodos, árabes… y ahora los anglosajones, han influido en la idiosincrasia de nuestra colectividad. Ejemplos de ello son el árbol de Navidad (haciendo la competencia al Belén), el Papá Noel y Santa Claus (sustituyendo a los Reyes Magos) y ahora la fiesta de Halloween. Todos estos eventos han dejado su sello en nuestra manera de ser. Lo último importado, el Halloween, que significa “víspera de todos los santos” y tiene su origen en los países anglosajones. Aquí en España, nos llega de EE.UU. Esta festividad, de cierta complejidad, está relacionada con la muerte y con los espíritus buenos y malos. A diferencia de España, la celebración no tiene su base en el recuerdo y dolor por un familiar fallecido, sino en el trasfondo e interpretación de la muerte como hecho natural y cesación de la vida, con la utilización de máscaras y disfraces, para provocar sustos, bromas y travesuras. Tienen una importante colaboración los niños, los cuales disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pasan por las calles pidiendo dulces de puerta en puerta y son recompensados con caramelos y golosinas. Esta fiesta, aquí es moderna, de hace unos cuantos años, pero se va imponiendo en nuestra sociedad, sobre todo entre la juventud. En España, la fiesta de Todos los Santos, se ha ceñido desde siempre a visitar los cementerios y recordar a los seres queridos que nos han precedido en el camino hacia el más allá. El vocablo cementerio deriva de una palabra griega que significa dormitorio, y generalmente es un terreno cercado destinado a enterrar a los muertos. Estos recintos, se han llamado desde siempre camposantos, debido a que en la cultura cristiana la muerte es la separación del cuerpo y del alma y el paso previo para gozar de Dios. Al tener relación con los misterios divinos, la Iglesia tomó la iniciativa de dar tierra a los difuntos y ese lugar pasó a llamarse camposanto. Hoy, esta denominación ha desaparecido. Más tarde el poder civil tomó la iniciativa y los municipios se encargaron de regular ésta cuestión, pasando a llamarse cementerios municipales. En el transcurso de los tiempos, los enterramientos se realizaban alrededor de las iglesias y fortalezas en donde se refugiaban los habitantes de la población en evitación de los ataques del enemigo. Así tenemos, que los descubrimientos arqueológicos han hallado fosas con restos humanos alrededor de la iglesia de San Bartolomé, concretamente delante del palacio de los Sapena, actual sede de la alcaldía. Para descongestionar la zona de la iglesia, se habilitó un cementerio llamado “lo fosar d´avall”, situado en la actual calle D´avall, dentro de la muralla recayente al sur. En 1502, Diego de Sandoval, marqués de Denia y señor de Jávea (Jávea no fue villa hasta 1612, por privilegio de Felipe III) mandó construir un hospital y una capilla dedicada a Santa Ana y San Joaquín junto al fosar existente. Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo XIX, en donde los regidores de la villa con criterios más realistas y adelantados, tomaron la decisión de construir un cementerio fuera de las murallas y apartado del núcleo de la población. De los tres portales de que constaba la muralla, se eligió por mejor situación la puerta de San Vicente o de la  Ferrería, en la partida de San Juan, muy próxima al caso urbano, en donde había una ermita, la cual quedó englobada e incorporada al nuevo recinto. El nuevo cementerio se inauguró en 1817 y los enterramientos se hacían bajo tierra, pero a medida que el terreno se iba llenando de sepulturas, hubo necesidad de recurrir a nuevas soluciones. El proyecto fue puesto en práctica a mitad del siglo XIX, y fue la de construir nichos, unas concavidades de piedra tosca, superpuestas formando un muro para la colocación de los féretros. Este cementerio, ha sobrevivido hasta finales del siglo XX.

 
                                              Vicente Catalá Bover
                                               Noviembre 2013  

LO QUE SALE DE MI TINTERO


Como todas las semanas, me dispongo a recargar de tinta mi pluma estilográfica, para cumplir mi cita con los lectores del Semanal, utilizando como base del tintero un periódico, en evitación del vuelco del frasco y consiguiente estropicio en la mesa. Mientras el émbolo de la pluma va succionado lentamente su alimento, observo de reojo la tinta de la prensa hecha noticia. Al acabar el llenado de mi instrumento de escritura, desdoblo el periódico y me centro en la información que ofrece el mismo. Me llaman la atención dos noticias, que por su calado e importancia, me hacen aparcar y olvidar momentáneamente el tema del que pensaba escribir, que no era otro que (dado que estamos en Noviembre) el recuerdo a los muertos, y algunas curiosidades del cementerio de San Juan. Quiero hablar un poco de las dos noticias que trae el diario. La primera hace referencia, como los lectores ya conocen, a la sentencia dictada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, por la que ordena la excarcelación de la etarra Inés del Río, condenada a 3.000 años de cárcel, por el asesinato de veinticuatro personas, doce de ellas guardias civiles. Sin meternos en farragosos laberintos judiciales de difícil comprensión, esta sentencia viene a echar por tierra el sistema establecido por el Tribunal Supremo y el Constitucional sobre la redención de penas por aplicación de los beneficios penitenciarios a los penados por delitos de terrorismo. Según interpretación del Tribunal internacional, la etarra condenada debería haber salido de prisión en 2008, y según el TS de España en 2017. Total, que ha “salido de rositas” de la cárcel y encima se le indemnizará con 30.000 euros por los daños morales causados por la prolongación de su permanencia entre rejas. La salida de la cárcel de esta asesina, que no se ha arrepentido de su pasado sangriento, ha producido una seria alarma en la sociedad española, por la burla a las víctimas del terrorismo. Relacionada con éste hecho, es la inexplicable, e inoportuna  afirmación del Fiscal del País Vasco, al declarar que se resistía a llamar terrorista a Inés del Río porque ya había cumplido su pena. Ante tal despropósito, el Fiscal General ha tenido que salir al paso y taparle la boca.

¿Qué explicación tiene todo éste desmadre? La explicación no solo hay que buscarla en la labor de los politizados tribunales de justicia, sino en otros factores más profundos. Hay que atribuirlo a la debilidad política, social, económica e histórica del Estado, como consecuencia de gobiernos débiles que no han tenido capacidad ni aspiraciones para estar a la altura de los grandes países de Europa. Las naciones influyentes y bien dirigidas saben sacar provecho de su relación con las altas instituciones y con los gobiernos fuertes. Como muestra, quiero traer aquí unas manifestaciones del escritor y académico Arturo Pérez Reverte, en un artículo del XLSemanal LAS PROVINCIAS del  21 de agosto de 2011. Refiriéndose al entonces presidente del Gobierno, Zapatero, dice, entre otras cosas: “El problema es que buena parte del trabajo a realizar… está en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos, cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás….Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente…Ha sido un gobernante, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto…Ha sido el payaso de Europa…” En fin, con estos gobernantes, no se puede brillar ni codear con el nivel de otras naciones más avanzadas. La otra noticia, es la referente a que los notarios podrán celebrar matrimonios, si se aprueba en el Congreso el proyecto de ley. Esto sorprende en principio, pero no tanto. El notario, como funcionario público esta autorizado por la ley para dar fe pública de los contratos, testamentos y otros actos extrajudiciales celebrados a su presencia. Todos, cuando queremos que un acto o contrato quede “bendecido” y bien atado, vamos al notario, puesto que lo firmado por el mismo “va a misa”. Así pues, no es desacertado pensar que un acto de tanta trascendencia como el matrimonio civil, pueda autorizarlo un notario. El matrimonio civil, como tal es un contrato bilateral entre dos personas, encaminado a establecer una comunidad de vida. Como tal contrato, el notario es el funcionario idóneo para realizarlo. Otra cosa es la disolución del mismo. Aquí entra en juego el juez, la persona encargada de resolver el litigio surgido entre las partes del contrato, los cónyuges.  

 
                                            Vicente Catalá Bover
                                             Noviembre 2013

LA GRANADELLA, MEJOR PLAYA DE ESPAÑA


Hay que ver cuánta diferencia existente, entre poner el título de este artículo en tono afirmativo, o enunciarlo en plan interrogativo o de pregunta, diciendo: ¿La Granadella, mejor playa de España? Si escogemos la rotulación afirmativa, estamos asegurando y defendiendo que la playa de la Granadella es la mejor del país. Si le añadimos la interrogación, ponemos en duda la calidad de la misma. Yo he puesto el título que encabezan estas líneas, tal como saltó la noticia a los medios informativos. En principio, la noticia es grata y añade categoría a la importancia de las playas de Jávea. La playa de la Granadella, situada a 14 km de la población, es de grava y enmarcada por los montes que dejan asomar al mar sus pinares. El enclave natural y la belleza del paisaje no tienen comparación alguna. Tenemos un patrimonio natural que se manifiesta en la variedad y estrategia de un rico paisaje. El litoral, desde el cabo de San Antonio hasta la Granadella, está salpicado de acantilados, calas y playas de aguas cristalinas que conforman la personalidad de la villa de Jávea. La Granadella, con su parque forestal protegido, es uno de los enclaves de la Comunidad más estimados y apreciados por propios y extraños. Por conocimiento personal y testimonio de los residentes, hay que partir de unas premisas para catalogar la importancia del lugar. La calidad de una playa para obtener el máximo galardón, depende de muchos factores, pero principalmente  de varios como: el encanto natural del lugar, la transparencia del agua, la limpieza, la comodidad del acceso…etc., además, de ofrecer buenos servicios al usuario de la misma, incluyendo las instalaciones que posibilitan un agradable disfrute de la playa. Prescindiendo de la solicitud de sombrillas y hamacas, una de las demandas más importantes en estos tiempos de la motorización es el aparcamiento. Se trata de facilitar lugares para atender esta necesidad de los visitantes. No solo terrenos, sino una adecuada actividad de ordenación del tráfico de vehículos. Es tal la nombradía de ésta cala, que las avalanchas de automóviles que acceden a la misma, producen serios colapsos y no menos molestias para llegar y aparcar. Desde hace poco, los residentes y propietarios de los chalés o casas situados en la falda del monte que accede a la cala, vista la necesidad de aparcamiento, aprovechan sobrantes de sus parcelas, para “ofrecerlas” a los desesperados automovilistas, impacientes de dejar el coche y tomar la playa. Por supuesto, previo pago de una “voluntad” fijada por el propietario del terreno. Los caminos, que bajan entre barrancos hacia el mar, son estrechos y peligrosos. Los conductores se ven obligados a realizar maniobras en esos reducidos espacios, formándose un caos entre los que tratan de aparcar, los que bajan hacia el mar, y los que pretender abandonar el estacionamiento. Todo  es debido a que la zona del barranco destinada a aparcamiento ha quedado desbordada. El verdadero problema y preocupación  de la zona es la posibilidad de un incendio.  El solo avistamiento de una columna de humo, es suficiente indicio para poner en movimiento la preocupación y la necesidad imperiosa de salir inmediatamente del sitio. Con este panorama, y el peligro acechando, la situación de la Granadella se transforma en intranquilidad permanente. Dejando el aspecto de la seguridad, la cala de la Granadella, mirándola desde el mar, se compone de dos playas, la propiamente denominada así, y la diminuta playa de la Fonteta, junto a esta, llamada de este modo porque existe un pequeño alumbramiento de agua dulce. Pues bien, el paso de una a otra, es prácticamente una misión arriesgada y algo complicada. Ambas playas están separadas por los obstáculos de grandes rocas, y  pedruscos, algunos por desprendimientos del monte que la envuelve, y que obliga a los bañistas a realizar  piruetas y equilibrios para no perder la estabilidad. La Granadella ha crecido en categoría en estos últimos años, desbordando cualquier previsión (en época alta) de un adecuado y eficaz mantenimiento. Necesita mejorar en servicios esenciales. Dios puso la belleza en la cala, al hombre le corresponde, lucirla y ponerla en buen estado de uso. He empezado este artículo sin ningún interrogante, y lo he terminado (sin mala intención), con interrogación. Hay que mejorar. Mi conclusión es ésta: La Granadella es la mejor playa de España, en belleza. En servicios, tiene que mejorar y luchar para ser la número uno.

 

                                                          Vicente Catalá Bover
                                                           Octubre 2013

TIEMPO DE TORMENTAS


Octubre es tiempo de perturbaciones atmosféricas violentas, acompañadas de lluvia, nieve o pedrisco. Forma parte de la meteorología; la ciencia que se dedica a observar el tiempo y los movimientos de la atmósfera. Estas líneas son un recordatorio del pasado. En los años 40-50, “la lluvia venía y se la dejaba caer”, regaba el campo, hacía crecer las cosechas y se llenaban los pozos y cisternas. La agradecía sobre todo el agricultor, cuya estabilidad y seguridad dependía del tiempo. Con la llegada de la televisión en los años 60, se daba información del estado de la atmósfera y de la previsión de lluvias o mal tiempo, con lo que teníamos un adelanto de lo que estaba por recibir. En Jávea, ya en el siglo XXI, disponemos de muchos aficionados en la materia, con  ideas muy claras en esto de la atmósfera, climatología y meteorología. En la reciente revista del programa de fiestas de la Mare de Deu de Loreto, de Aduanas del Mar, publicado por la Comisión de fiestas, el profesor José F. Erades, en un documentado artículo, nos da una serie de nociones, datos e información muy interesantes. Contando con su aprobación, me permito comentar algunos de los argumentos vertidos en su trabajo. Erades, en primer lugar, aclara el significado de las palabras clima, climatología, temps o oratge i metereología, y hace la distinción entre climatología, ciencia que estudia el clima, y el tiempo, que se refiere a las condiciones de temperatura. Nos dice, que Jávea, después de la ciudad brasileña de Rio de Janeiro, tiene el mejor microclima del mundo, y ésta circunstancia la corrobora con la presencia de eminentes personalidades del mundo de la ciencia,  del arte y la política. El doctor Jiménez Díaz, el modisto Cristóbal Balenciaga, el filósofo Ortega y Gasset, el obispo ortodoxo Casiano “El pope”, y otros, sin exceptuar a “nuestro” Lambert, fueron los enamorados de este clima privilegiado. Como dice Erades, “…el temps ens recorda que pot ser causa de desgràcies, tant a terra com a la mar”. Dicho lo anterior, todo hecho o acontecimiento, feliz o trágico ocurrido hace más de cincuenta años, debe ser recordado para el conocimiento de las generaciones venideras. Me estoy refiriendo a L´aiguá ocurrida en los primeros días del mes de octubre de 1957. Se cumplen 67 años de aquella catástrofe  que afectó a todo el término municipal. Todo fue ocasionado por una lluvia torrencial que arrasó gran número de casas, produjo destrozos en campos, cosechas, caminos y carreteras y el suministro de agua, luz y alcantarillado se vieron gravemente afectados. Durante los días 2 y 3 de octubre, según los técnicos, cayeron 872 litros por metro cuadrado. En aquellos años, no se conocía el término “gota fría”, que ahora hace alertar no solo al vecindario, sino a los Cuerpos de seguridad,  como Policía, Bomberos, Guardia civil y Protección civil. Los daños a la agricultura, principal riqueza de la población, fueron  cuantiosos con destrucción de cultivos, corrimientos de tierras fuera de sus márgenes, inundación de pozos, etc. En Aduanas, sufrieron doblemente los efectos: el temporal de mar y el desbordamiento del río. Los cuantiosos daños  producidos por esta tragedia de la naturaleza, de la que la villa tardó años en recuperarse, ascendieron a 23.300.000 pesetas. Las autoridades, se solidarizaron con el pueblo y con su alcalde Juan Tena,  desplazándose a la villa en representación del Gobierno el ministro Gual Villalbí y el Gobernador civil de la provincia Evaristo Martín, los cuales fueron testigos del desastre y prometieron ayudas a los damnificados. Al cumplirse los cincuenta años de éstos hechos, el Ayuntamiento de Jávea publicó un libro conmemorativo, titulado Xàbia, l`Aiguà de 1957, en donde se recoge una interesante documentación  de lo que significó aquel extraordinario acontecimiento. A pesar de la magnitud  del temporal solo hubo que lamentar el fallecimiento de Rosario Sapena Llidó, que pereció ahogada en la cisterna de su casa, al hundirse la bóveda de la misma. Pasará a la leyenda popular un curioso y necrológico suceso. Un hombre de Jávea, José Roldán, que había hecho fortuna en América, falleció en su casa de la calle S. Joaquín, y cuando estaban velando el cadáver penetró por la puerta una tromba de agua, y el féretro flotando tuvo que ser amarrado para no ser arrastrado por la corriente. Merecen especial recuerdo las crónicas, de los corresponsales de LAS PROVINCIAS, Vicente Mengual, y de LEVANTE, Domingo Crespo, los cuales informaron con toda precisión de la angustia vivida.

  

                       Vicente Catalá Bover
                        Septiembre 2013

LA TURBACION DE LA FIESTA (de Aduanas del Mar)


Hace tres semanas terminaron felizmente las fiestas en honor de la Mare de Déu de Loreto, en Aduanas, con la nota negativa de una aislada actuación de un grupo musical, que causó indignación y rechazo por parte del vecindario que soportó blasfemias,  obscenidades  y groserías de los componentes del mismo. Las fiestas son para la alegría, regocijo y diversión. Los actos de las pasadas fiestas patronales tienen un componente religioso, avalado con las salutaciones del Alcalde, del Presidente de la Comisión de fiestas, del Concejal del ramo y la del cura de la parroquia. Así lo atestiguaban las palabras de las anteriores personas. El Alcalde decía: “Duanes de la Mar víu bolcada en el seu fervor a la Mare de Déu de Loreto i li dedica estos díes per a agriar-li la seua protecció…”. El Presidente de la Comisión decía: “arriba el moment…a celebrar les festes en Honor a la Nostra Patrona la Mare de Déu de Loreto”. Y tanto el Concejal de Fiestas como el párroco, venían a expresar el mismo sentir hacia la Patrona. Dentro de la programación de actos, merece especial reprobación y condena, el concierto de la noche del 30 de agosto, organizado por la peña Els Entorbats, en la Av. Jaime I, hasta las 5,00 h., cuyo espectáculo constituyó un verdadero escándalo por los ataques, insultos y desafíos al orden social, moral y a las buenas costumbres. Los componentes de este grupo, venido de algún pueblo de la comarca, lo constituían individuos desarrapados y soeces que estuvieron toda la noche, con gritos desaforados a través de atronadores altavoces, lanzando maldiciones contra Dios, la Virgen, varias confesiones religiosas e instituciones del Estado. A la policía le dedicaron el claro insulto y gesto despectivo de levantar el dedo corazón. Todo ello, coreado y aplaudido por el público asistente y seguidores de los mismos, enardecidos y excitados por los efectos del alcohol y la droga. Apoyaban estas consignas, un grupo de fans  llegados de pueblos de la contornada, que con sus cabezas rapadas, crestadas y rastadas  daban un carácter insolente y bochornoso a la fiesta. Una de sus frases preferidas y repetidas con grandes alaridos, era: “!putas al poder, que vuestros hijos ya están”, todo ello coreado con gran griterío. El embrutecimiento general en que se había convertido el espectáculo, se alargó más allá de las cinco de la madrugada, en donde el ensordecedor volumen de los altavoces del equipo, hacían vibrar los cristales de las viviendas de la vecindad, haciendo imposible el descanso. Como los ánimos estaban calientes, y la ingesta del alcohol y estupefacientes les pedían “guerra”, los seguidores de los rockeros, se desmelenaron y comenzaron a partir de las seis de la mañana, a cometer desórdenes y actos vandálicos con algunos destrozos do lo que encontraban a su paso, en las calles de Triana y en el paseo de la Marina española, en donde varias patrullas de la Policía local, tuvieron que intervenir para reprimir y atajar a éstos bárbaros en su incívica conducta. Hasta aquí los hechos. Ahora viene la reflexión: ¿por qué se contrata a estos tipos marginados de la sociedad? La explicación, en mi opinión es muy clara. La Comisión de fiestas, tal como está actualmente estructurada, no tiene poder o autoridad sobre la actuación de las peñas festeras. Estas, tienen libertad de movimientos para organizar por su cuenta los espectáculos que consideren oportunos, sin necesidad de aprobación ni de visto bueno por parte de la Comisión. No están vinculadas a las directrices de ésta, ni reciben su apoyo económico. Lo que ocurre es que cuando una peña organiza o contrata una actuación, lo pone en conocimiento de la Junta de la Comisión, no para que ésta lo autorice, sino a los únicos efectos, de que se dé por enterada y la incluya en el programa de Fiestas. El lamentable espectáculo ofrecido por esta peña,  hace “honor” a su nombre de Els Entorbats . La palabra valenciana Torbar-se, significa turbar, alterar. Y Turbar, en castellano significa alterar el sosiego, la tranquilidad o el curso de una cosa. La deducción es que, Turbación, es el efecto de turbar. O sea, confusión, desorden y  desconcierto. La repulsa y condena popular contra la vergonzosa actuación musical, se plasmó mediante la exhibición de algunas pancartas, ante las fuerzas vivas, al paso de la procesión del Santo Cristo del Mar. Me consta, que el descontento en Aduanas, ha sido tomado en consideración por el Concejal del ramo, y habrá reformas al respecto. Para que tengamos la fiesta en paz.
                                

                                                Vicente Catalá Bover
                                                 Septiembre 2013

TIEMPOS DE AYER Y TIEMPOS DE HOY


Finalizada la guerra civil, se abrió una nueva etapa de normalización de la vida, que  en Javea se manifestó y se relacionó con la llegada de forasteros en la época de verano. Eran los pioneros de lo que mucho más tarde se llamó el fenómeno turístico, y que se convirtió en la principal fuente de ingresos del país. Los primeros forasteros tenían dos componentes, según su procedencia. Un componente nacional, integrado por los madrileños, y el núcleo regional integrado por los valencianos de la capital y de Carcagente y los alicantinos de Villena, Ibi y Alcoy, que representaban el potencial agrícola e industrial de estas provincias. Los valencianos llegaban en el Venturo, la línea de viajeros que unía Javea con Valencia. Los madrileños lo tenían más complicado. Llegaban por vía férrea a Valencia, debidamente traqueteados y enlazaban con el Venturo, para llegar a Jávea. Al pisar tierra, tras muchas horas de viaje, exclamaban aquello de “para viaje largo y duro, el tren y el coche de Venturo”. El veraneo de entonces se reducía a solo el mes de Agosto. Hoy el verano comprende julio, agosto y septiembre.  Si hoy dices “me voy de vacaciones”, la pregunta que te hacen es, ¿cuándo?  y contestas: “tomaré dos semanas de julio, dos de agosto y una de septiembre. La llegada de veraneantes favorecía el alquiler de viviendas y el comercio local, reducido a unas cuantas tiendas en el pueblo (Benavent, Armell, Ambrosio Salines, El Sindicat, Chaunet, Sapena...) y otras pocas en Aduanas (los dos primos Ambrosio Ferrer, la tienda de Miquel Crespo “el pelut”, la de Castells “el parrando”…y poco más. Los primeros veraneantes nacionales,  fueron los valencianos (gracias al Venturo), y los madrileños, seguidos ya en pleno desarrollo turístico, de ingleses, alemanes, franceses, belgas y holandeses.

Esta pacífica invasión de visitantes dejaba dinero (aún no se empleaba la palabra divisas)  al pueblo. Acabado el mes de agosto, los veraneantes volvían a sus lugares de procedencia, y el comercio hacía un balance positivo de las ganancias obtenidas que les permitía pasar con desahogo el resto del año. Aquí se podía aplicar la conocida expresión “hacer el agosto”. En la mentalidad de aquella época, el tener llenas las alforjas llenas colmaba las expectativas. Al dedicar su trabajo y esfuerzo al sostenimiento familiar, anhelaban el descanso, que llegaba el 31 de agosto. Ese día, la flota de autobuses de Venturo, con sus  bacas cargadas de maletas, devolvía los veraneantes a sus procedencias. Muchos de los que se habían beneficiado de éstos turistas exclamaban: ¡ya era hora de que se marcharan! Expresaban de éste modo, el instinto poco comercial de la época, y deseaban disfrutar de los ingresos obtenidos durante la época vacacional. Los días finales de agosto, siempre se comportaban de la misma forma, climatológicamente hablando. De forma puntual, entre el 28, día se San Agustín y el 31, de San Ramón, descargaban fuertes tormentas, que refrescaban el ambiente y presagiaban la entrada del otoño. A la caravana de autobuses del Venturo, se unía el camión del ordinario Ros, que recogía  del Montañar, los somieres, colchones, baúles y demás cachivaches que no podían transportarse en el autobús. Al mismo tiempo, que las casas se vaciaban de muebles y enseres, las ventanas, puertas y nayas de los chalés se protegían de la humedad y temporales del mar mediante cañizos. Se suponía, y así era, que los ocupantes de los mismos, no volvían hasta el año siguiente, o por Pascua en todo caso. Esta sensación de despedida la acusábamos también los jóvenes. Los chicos y las chicas de la localidad, en los veranos de 40-50, nos integrábamos, en nuestras diversiones con las pandillas de la  capital que en aquellos años nos sorprendían con los adelantos de Madrid y Valencia. En esos años, existía el prejuicio de ser de capital (y enterado), o ser de pueblo (y atrasado). Cuando se producía el éxodo de los veraneantes, nos dejaban la nostalgia del verano, la vuelta a la rutina y a la soledad de la vida del pueblo. Eso era hace años. Hoy, la villa es una población cosmopolita, con más habitantes foráneos que nativos, y el vacío  que dejan los que se ausentan al final del estío, no se percibe con la intensidad y el grado de tristeza y soledad de antes. Hoy, no se tienen esas sensaciones. En los tiempos de ayer se vivía con lo necesario. En los de hoy,  con lo necesario y lo que pida el cuerpo, llamado también estado del bienestar.

 

                                              Vicente Catalá Bover
                                               Septiembre 2013

ALCALDES SIN CALLE


No todos los alcaldes que han presidido la corporación local tienen dedicada una calle, para memoria de su pueblo. Repasando la historia reciente de la villa y el callejero de la  misma, se echa de menos el recuerdo de algunos de ellos, que por sus merecimientos y buen hacer al frente de la alcaldía merecen ser recordados por los vecinos y generaciones futuras. Por encima de las ideas políticas, queda siempre el testimonio de su paso el consistorio y la huella de sus aciertos en beneficio de sus conciudadanos. Hecho éste preámbulo, me quiero referir a don Jaime Casabó Cruañes. Este hombre, abierto y popular, del partido conservador de Cánovas, y pariente del diputado provincial por Denia, Julio Cruañes Soler, del mismo partido, estuvo al frente de la alcaldía durante el bienio 1921-22 y se marcó el propósito de dotar al pueblo de agua potable, lo cual se convirtió en realidad en 1922. Se instalaron varias fuentes públicas y abrevadores en puntos estratégicos del casco urbano. Entre las fuentes, de las que salía el agua a través de un caño, citaremos la de enfrente del Ayuntamiento, que aún se conserva, la del carrer Major, junto “als cuatre cantons”, la de la  Placeta del Convent, la del portal del Clot, y la del carrer de L`escola, junto al Trinquete Entre los abrevaderos, en las  entradas al pueblo, estaban la del Marge de L´arrabal de la Mar, Placeta, Sant Vicent y el situado junto al Pont del Llavador. El depósito del agua potable, una construcción rectangular protegida por planchas de hierro,  en donde jugaban y saltaban los niños, estaba situado junto a la pared del convento de las Agustinas (hoy mercado municipal) Hasta ese año, el abastecimiento de agua a los habitantes de la población se realizaba en forma personalizada de tal forma que cada vecino tenía que proveerse de agua para su alimentación y la de sus animales. El agua, había que obtenerla de pozos o cisternas. El pozo era la excavación  en la tierra para encontrar el agua, que se empleaba para el riego agrícola. La cisterna, de carácter doméstico,  era el depósito subterráneo en zona urbana, en donde se recoge y conserva el agua de lluvia. La cantarera,  formaba parte de la cocina,  y era el armazón de madera para colocar los cántaros de agua, transportados a lomos de borricos o de las caderas de  las mujeres, de la fuente a la casa. Los pozos se construían en el campo para regar, y recibían el nombre de “senia”. La elevación del agua se realizaba por medio de un artilugio de dos grandes ruedas, una horizontal movida por una caballería que daba vueltas sin fin, y otra vertical  que engrana con la primera y lleva colocada una maroma con recipientes que van sacando el agua y la vierten en una balsa. Hoy, la extracción del agua se hace por medio de una bomba mecánica. En el consumo doméstico no todos tenían posibilidades para disponer de una cisterna en su casa. Entonces había que proveerse del agua fuera del domicilio o pedirla a quien quisiera facilitarla. En el núcleo de Aduanas, en el “barrio de Sevilla”, las familias de los marineros acudían, entre otras,  a la cisterna de la casa del huerto de Ambrosio Bordeore, a las de los Cruañes en la Mesquida de les Pedres, y a la de doña Liboria, cuya casa estaba (y está) situada  junto a la antigua desembocadura del río, y disponía de una cisterna de  gran capacidad. Las gentes de la otra parte del río, los de Triana,  acudían, entre otros, a los pozos y cisternas del Montañar, de Agustín Catalá y Romualdo Catalá, con la particularidad de que ellos mismos, para no molestar a los dueños de esas aguas, se costeaban a tocateja, el importe de la cuerda y el pozal. Todas estas incomodidades para el pueblo se subsanaron con la traída del agua potable en citado año de 1922.  Este hecho histórico, fue celebrado con grandes festejos populares. Se ha inmortalizado la memoria del alcalde Casabó, en una rotonda situada en un lugar tan apartado como el cruce del Camì del riu Gorgos y el camì del Pou del Moro, junto al pont del Llavador. En ella, está representada la escultura en hierro de un burrito junto a una “senia” y una inscripción en una lámina de tosca, realizada por Juan  Cholbi Bas. En ella hay esculpida un composición poética: “Aigua de mar, / aigua del cel, / aigua de vent, / Blava, maragda/ clara, transparent/ Puresa y vida/ passad i present/ orige i avenir tan mateix”. Bajo de ésta poesía se lee: “A Jaime Casabó, Pepe Llidó, Ángel Doménech, Soler Blasco…al poble de Xàbia i a tots aquells que han contribuit a que no els faltara  mai l`aigua. Xàbia 2007”. Merece un recuerdo más visible y localizado en una placa callejera.
 

                                         Vicente Catalá Bover
                                          Septiembre 2013

CICLISTAS

En el asunto de las bicicletas, me tengo que referir al Ayuntamiento y hacer esta pregunta: ¿Hay “collita” de ingenuos o de despistados en el Consistorio? Con todo respeto, y defendiendo al peatón, me explicaré. Ingenuo, es el que no tiene malicia o picardía y confía en el buen hacer de los demás. Despistado, es el que ha perdido la orientación y la posición que ocupa. Ustedes me dirán cual de estos dos conceptos es el que hay que aplicar a los que tienen responsabilidad en esta materia en el gobierno local. Recientemente se ha inaugurado el nuevo pavimento y mobiliario del paseo del Arenal, rebautizado como de David Ferrer, y les invito a reflexionar sobre el uso de éstas vías. Los paseos peatonales son espacios que están hechos para recorrerlos a pie, por ser sitios amenos y agradables, como es el lado del mar. Ejemplos son el citado del Arenal y el de la Grava. Y aquí viene el tema. La tranquilidad y el sosiego que produce un paseo se ve amenazada y perturbada por la presencia de las bicicletas, ese vehiculo silencioso y serpenteante que pasa rozando al que va paseando. Los ciclistas o las bicicletas han invadido territorios que no les corresponden, como son las aceras y paseos, destinados para recorrerlos a pie. La bicicleta, ha irrumpido masivamente como vehiculo deportivo y de trabajo, pero sin las mínimas condiciones de respeto y espacio hacia los viandantes. Aún añadiría otra circunstancia, y es que la mayoría de los usuarios de las mismas, hombres, mujeres y niños, carecen de los elementales conocimientos para circular dentro de la normativa del Reglamento de Circulación de Vehículos e infringen sus preceptos. Las bicicletas, como vehículos que son, deben adaptarse a las disposiciones que regulan el tránsito de los mismos en el citado Reglamento. Las bicis, al igual que el resto de los vehículos tienen sus espacios delimitados, como son las carreteras, calzadas y actualmente los carriles-bici. De lo cual se deduce que las aceras y los paseos son del uso para viandantes. Del mismo modo que un peatón se pone en evidente riesgo si camina por las vías destinadas a los vehículos, el ciclista pone en peligro la integridad del peatón si  invade el espacio reservado a éste.  Más claro, agua. Es una invasión de competencias entre territorios. Pero el Ayuntamiento y sus regidores no parecen esforzarse por evitar esta situación de peligro para los peatones. O carecen de picardía, o están despistados. En el paseo de la Grava, y su continuación el de la Marina española, con sus restaurantes, existe al principio del primero, empezando por la zona portuaria una tablilla de madera, de escasos centímetros de tamaño y nada visible, en el que se indica en varios idiomas: “Ciclistas a pie”, lo cual significa que no pueden ir montados en la misma. Esto no se cumple ni se sanciona su infracción por parte de la Policía local. Por lo que atañe al paseo del Arenal, en su arranque junto al canal de La Fontana, hay colocado un pequeño poste, incrustado en el suelo, de 1,50 cm de altura por 0,35 cm de anchura en el que se leen varias prohibiciones relativas a perros, ciclistas y patinadores. En cuanto a ciclistas, hay una pequeña placa integrada en el referido poste, en que se advierte que éstos no pueden sobrepasar la velocidad de 5 km/h. Ahora veamos la contradicción existente entre ambos paseos. En paseo de la Grava hay que llevar la bici de la mano y sin embargo en el del Arenal se puede circular por el mismo, con la limitación citada. Me pregunto: ¿quién es el ingenuo que se cree que los ciclistas van a ir a esa mínima velocidad?  Los ciclistas, no se han enterado de estas prohibiciones, en parte porque están ocultas, y en parte porque a un ciclista le resulta imposible circular a  tal ralentí. Solicité el año pasado la colocación de carteles más visibles, pero el Ayuntamiento no ha actuado. Tanto en un paseo como en otro, la Policía local no interviene, siendo que está obligada (no por el Ayuntamiento) sino por el Reglamento de Circulación. Esto de hacer la vista gorda por parte de los agentes de la autoridad, parece una tontería, pero es bien cierto que puede acarrear problemas serios a tener en cuenta. Un encontronazo con una bicicleta, te puede mandar al hospital, con todas las consecuencias tanto lesivas como las responsabilidades civiles para la reparación del mal causado. Es igual que un accidente de coche. ¿Quién responde cuando el causante del daño es un insolvente? Toca resignarse. Se pide casco para la seguridad del ciclista, pero también debe exigirse protección para la integridad del peatón.


                                        Vicente Catalá Bover
                                         Junio 2013