Hay que ver cuánta diferencia
existente, entre poner el título de este artículo en tono afirmativo, o enunciarlo
en plan interrogativo o de pregunta, diciendo: ¿La Granadella, mejor playa de
España? Si escogemos la rotulación afirmativa, estamos asegurando y defendiendo
que la playa de la Granadella es la mejor del país. Si le añadimos la interrogación,
ponemos en duda la calidad de la misma. Yo he puesto el título que encabezan estas
líneas, tal como saltó la noticia a los medios informativos. En principio, la
noticia es grata y añade categoría a la importancia de las playas de Jávea. La
playa de la Granadella, situada a 14
km de la población, es de grava y enmarcada por los
montes que dejan asomar al mar sus pinares. El enclave natural y la belleza del
paisaje no tienen comparación alguna. Tenemos un patrimonio natural que se
manifiesta en la variedad y estrategia de un rico paisaje. El litoral, desde el
cabo de San Antonio hasta la Granadella, está salpicado de acantilados, calas y
playas de aguas cristalinas que conforman la personalidad de la villa de Jávea.
La Granadella, con su parque forestal protegido, es uno de los enclaves de la
Comunidad más estimados y apreciados por propios y extraños. Por conocimiento
personal y testimonio de los residentes, hay que partir de unas premisas para
catalogar la importancia del lugar. La calidad de una playa para obtener el
máximo galardón, depende de muchos factores, pero principalmente de varios como: el encanto natural del lugar,
la transparencia del agua, la limpieza, la comodidad del acceso…etc., además, de
ofrecer buenos servicios al usuario de la misma, incluyendo las instalaciones
que posibilitan un agradable disfrute de la playa. Prescindiendo de la solicitud
de sombrillas y hamacas, una de las demandas más importantes en estos tiempos
de la motorización es el aparcamiento. Se trata de facilitar lugares para
atender esta necesidad de los visitantes. No solo terrenos, sino una adecuada
actividad de ordenación del tráfico de vehículos. Es tal la nombradía de ésta
cala, que las avalanchas de automóviles que acceden a la misma, producen serios
colapsos y no menos molestias para llegar y aparcar. Desde hace poco, los
residentes y propietarios de los chalés o casas situados en la falda del monte
que accede a la cala, vista la necesidad de aparcamiento, aprovechan sobrantes de
sus parcelas, para “ofrecerlas” a los desesperados automovilistas, impacientes
de dejar el coche y tomar la playa. Por supuesto, previo pago de una “voluntad”
fijada por el propietario del terreno. Los caminos, que bajan entre barrancos
hacia el mar, son estrechos y peligrosos. Los conductores se ven obligados a
realizar maniobras en esos reducidos espacios, formándose un caos entre los que
tratan de aparcar, los que bajan hacia el mar, y los que pretender abandonar el
estacionamiento. Todo es debido a que la
zona del barranco destinada a aparcamiento ha quedado desbordada. El verdadero
problema y preocupación de la zona es la
posibilidad de un incendio. El solo
avistamiento de una columna de humo, es suficiente indicio para poner en
movimiento la preocupación y la necesidad imperiosa de salir inmediatamente del
sitio. Con este panorama, y el peligro acechando, la situación de la Granadella
se transforma en intranquilidad permanente. Dejando el aspecto de la seguridad,
la cala de la Granadella, mirándola desde el mar, se compone de dos playas, la
propiamente denominada así, y la diminuta playa de la Fonteta, junto a esta,
llamada de este modo porque existe un pequeño alumbramiento de agua dulce. Pues
bien, el paso de una a otra, es prácticamente una misión arriesgada y algo
complicada. Ambas playas están separadas por los obstáculos de grandes rocas, y
pedruscos, algunos por desprendimientos
del monte que la envuelve, y que obliga a los bañistas a realizar piruetas y equilibrios para no perder la
estabilidad. La Granadella ha crecido en categoría en estos últimos años, desbordando
cualquier previsión (en época alta) de un adecuado y eficaz mantenimiento. Necesita
mejorar en servicios esenciales. Dios puso la belleza en la cala, al hombre le corresponde,
lucirla y ponerla en buen estado de uso. He empezado este artículo sin ningún interrogante,
y lo he terminado (sin mala intención), con interrogación. Hay que mejorar. Mi
conclusión es ésta: La Granadella es la mejor playa de España, en belleza. En
servicios, tiene que mejorar y luchar para ser la número uno.
Vicente Catalá Bover
Octubre 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario