En el asunto de las bicicletas,
me tengo que referir al Ayuntamiento y hacer esta pregunta: ¿Hay “collita” de
ingenuos o de despistados en el Consistorio? Con todo respeto, y defendiendo al
peatón, me explicaré. Ingenuo, es el que no tiene malicia o picardía y confía
en el buen hacer de los demás. Despistado, es el que ha perdido la orientación
y la posición que ocupa. Ustedes me dirán cual de estos dos conceptos es el que
hay que aplicar a los que tienen responsabilidad en esta materia en el gobierno
local. Recientemente se ha inaugurado el nuevo pavimento y mobiliario del paseo
del Arenal, rebautizado como de David Ferrer, y les invito a reflexionar sobre
el uso de éstas vías. Los paseos peatonales son espacios que están hechos para
recorrerlos a pie, por ser sitios amenos y agradables, como es el lado del mar.
Ejemplos son el citado del Arenal y el de la Grava. Y aquí viene el tema. La
tranquilidad y el sosiego que produce un paseo se ve amenazada y perturbada por
la presencia de las bicicletas, ese vehiculo silencioso y serpenteante que pasa
rozando al que va paseando. Los ciclistas o las bicicletas han invadido territorios
que no les corresponden, como son las aceras y paseos, destinados para recorrerlos
a pie. La bicicleta, ha irrumpido masivamente como vehiculo deportivo y de
trabajo, pero sin las mínimas condiciones de respeto y espacio hacia los
viandantes. Aún añadiría otra circunstancia, y es que la mayoría de los
usuarios de las mismas, hombres, mujeres y niños, carecen de los elementales
conocimientos para circular dentro de la normativa del Reglamento de
Circulación de Vehículos e infringen sus preceptos. Las bicicletas, como
vehículos que son, deben adaptarse a las disposiciones que regulan el tránsito
de los mismos en el citado Reglamento. Las bicis, al igual que el resto de los
vehículos tienen sus espacios delimitados, como son las carreteras, calzadas y
actualmente los carriles-bici. De lo cual se deduce que las aceras y los paseos
son del uso para viandantes. Del mismo modo que un peatón se pone en evidente
riesgo si camina por las vías destinadas a los vehículos, el ciclista pone en
peligro la integridad del peatón si
invade el espacio reservado a éste.
Más claro, agua. Es una invasión de competencias entre territorios. Pero
el Ayuntamiento y sus regidores no parecen esforzarse por evitar esta situación
de peligro para los peatones. O carecen de picardía, o están despistados. En el
paseo de la Grava, y su continuación el de la Marina española, con sus
restaurantes, existe al principio del primero, empezando por la zona portuaria
una tablilla de madera, de escasos centímetros de tamaño y nada visible, en el
que se indica en varios idiomas: “Ciclistas a pie”, lo cual significa que no pueden
ir montados en la misma. Esto no se cumple ni se sanciona su infracción por
parte de la Policía local. Por lo que atañe al paseo del Arenal, en su arranque
junto al canal de La Fontana, hay colocado un pequeño poste, incrustado en el
suelo, de 1,50 cm
de altura por 0,35 cm
de anchura en el que se leen varias prohibiciones relativas a perros, ciclistas
y patinadores. En cuanto a ciclistas, hay una pequeña placa integrada en el
referido poste, en que se advierte que éstos no pueden sobrepasar la velocidad
de 5 km/h .
Ahora veamos la contradicción existente entre ambos paseos. En paseo de la
Grava hay que llevar la bici de la mano y sin embargo en el del Arenal se puede
circular por el mismo, con la limitación citada. Me pregunto: ¿quién es el
ingenuo que se cree que los ciclistas van a ir a esa mínima velocidad? Los ciclistas, no se han enterado de estas
prohibiciones, en parte porque están ocultas, y en parte porque a un ciclista
le resulta imposible circular a tal ralentí.
Solicité el año pasado la colocación de carteles más visibles, pero el
Ayuntamiento no ha actuado. Tanto en un paseo como en otro, la Policía local no
interviene, siendo que está obligada (no por el Ayuntamiento) sino por el
Reglamento de Circulación. Esto de hacer la vista gorda por parte de los
agentes de la autoridad, parece una tontería, pero es bien cierto que puede
acarrear problemas serios a tener en cuenta. Un encontronazo con una bicicleta,
te puede mandar al hospital, con todas las consecuencias tanto lesivas como las
responsabilidades civiles para la reparación del mal causado. Es igual que un
accidente de coche. ¿Quién responde cuando el causante del daño es un
insolvente? Toca resignarse. Se pide casco para la seguridad del ciclista, pero
también debe exigirse protección para la integridad del peatón.
Vicente
Catalá Bover
Junio
2013
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