lunes, 10 de marzo de 2014

CICLISTAS

En el asunto de las bicicletas, me tengo que referir al Ayuntamiento y hacer esta pregunta: ¿Hay “collita” de ingenuos o de despistados en el Consistorio? Con todo respeto, y defendiendo al peatón, me explicaré. Ingenuo, es el que no tiene malicia o picardía y confía en el buen hacer de los demás. Despistado, es el que ha perdido la orientación y la posición que ocupa. Ustedes me dirán cual de estos dos conceptos es el que hay que aplicar a los que tienen responsabilidad en esta materia en el gobierno local. Recientemente se ha inaugurado el nuevo pavimento y mobiliario del paseo del Arenal, rebautizado como de David Ferrer, y les invito a reflexionar sobre el uso de éstas vías. Los paseos peatonales son espacios que están hechos para recorrerlos a pie, por ser sitios amenos y agradables, como es el lado del mar. Ejemplos son el citado del Arenal y el de la Grava. Y aquí viene el tema. La tranquilidad y el sosiego que produce un paseo se ve amenazada y perturbada por la presencia de las bicicletas, ese vehiculo silencioso y serpenteante que pasa rozando al que va paseando. Los ciclistas o las bicicletas han invadido territorios que no les corresponden, como son las aceras y paseos, destinados para recorrerlos a pie. La bicicleta, ha irrumpido masivamente como vehiculo deportivo y de trabajo, pero sin las mínimas condiciones de respeto y espacio hacia los viandantes. Aún añadiría otra circunstancia, y es que la mayoría de los usuarios de las mismas, hombres, mujeres y niños, carecen de los elementales conocimientos para circular dentro de la normativa del Reglamento de Circulación de Vehículos e infringen sus preceptos. Las bicicletas, como vehículos que son, deben adaptarse a las disposiciones que regulan el tránsito de los mismos en el citado Reglamento. Las bicis, al igual que el resto de los vehículos tienen sus espacios delimitados, como son las carreteras, calzadas y actualmente los carriles-bici. De lo cual se deduce que las aceras y los paseos son del uso para viandantes. Del mismo modo que un peatón se pone en evidente riesgo si camina por las vías destinadas a los vehículos, el ciclista pone en peligro la integridad del peatón si  invade el espacio reservado a éste.  Más claro, agua. Es una invasión de competencias entre territorios. Pero el Ayuntamiento y sus regidores no parecen esforzarse por evitar esta situación de peligro para los peatones. O carecen de picardía, o están despistados. En el paseo de la Grava, y su continuación el de la Marina española, con sus restaurantes, existe al principio del primero, empezando por la zona portuaria una tablilla de madera, de escasos centímetros de tamaño y nada visible, en el que se indica en varios idiomas: “Ciclistas a pie”, lo cual significa que no pueden ir montados en la misma. Esto no se cumple ni se sanciona su infracción por parte de la Policía local. Por lo que atañe al paseo del Arenal, en su arranque junto al canal de La Fontana, hay colocado un pequeño poste, incrustado en el suelo, de 1,50 cm de altura por 0,35 cm de anchura en el que se leen varias prohibiciones relativas a perros, ciclistas y patinadores. En cuanto a ciclistas, hay una pequeña placa integrada en el referido poste, en que se advierte que éstos no pueden sobrepasar la velocidad de 5 km/h. Ahora veamos la contradicción existente entre ambos paseos. En paseo de la Grava hay que llevar la bici de la mano y sin embargo en el del Arenal se puede circular por el mismo, con la limitación citada. Me pregunto: ¿quién es el ingenuo que se cree que los ciclistas van a ir a esa mínima velocidad?  Los ciclistas, no se han enterado de estas prohibiciones, en parte porque están ocultas, y en parte porque a un ciclista le resulta imposible circular a  tal ralentí. Solicité el año pasado la colocación de carteles más visibles, pero el Ayuntamiento no ha actuado. Tanto en un paseo como en otro, la Policía local no interviene, siendo que está obligada (no por el Ayuntamiento) sino por el Reglamento de Circulación. Esto de hacer la vista gorda por parte de los agentes de la autoridad, parece una tontería, pero es bien cierto que puede acarrear problemas serios a tener en cuenta. Un encontronazo con una bicicleta, te puede mandar al hospital, con todas las consecuencias tanto lesivas como las responsabilidades civiles para la reparación del mal causado. Es igual que un accidente de coche. ¿Quién responde cuando el causante del daño es un insolvente? Toca resignarse. Se pide casco para la seguridad del ciclista, pero también debe exigirse protección para la integridad del peatón.


                                        Vicente Catalá Bover
                                         Junio 2013 

No hay comentarios:

Publicar un comentario