domingo, 15 de diciembre de 2013

LOS MEDICOS EN LOS AÑOS 40

En cuestión de sanidad local, y en concreto en la prestación de servicios para preservar la salud, hay que reconocer que ésta villa siempre ha estado en niveles de deficiencia e inferioridad, con respecto a Denia. Desde que Jávea era un “lugar o alquería” de Denia en el siglo XIII, y después villa en 1612, por privilegio de Felipe III, nunca hasta hoy, ha tenido este pueblo un sistema de protección sanitaria acorde a sus necesidades. Siempre ha dependido y sigue dependiendo de su capital comarcal. Vayamos a la historia. El número de médicos en Jávea en los años 40 del siglo pasado, se reducía a tres. La villa en esa década contaba con 5.000 y pico de habitantes, y los profesionales que atendían la sanidad eran tres, D. Jaime Martí, casado, sin hijos, tenía su domicilio en la calle Canónigo Pajarón (hoy Roques), D. José Ferrándiz Buráñez, también  casado y sin hijos que tenía su casa y consulta en la Avda. del Caudillo (hoy Alicante), y D. José Bover Dotres (tío abuelo materno mío), casado y con una hija llamada Catalina, que tenía su hogar y consultorio en la misma avenida, a escasos metros del anterior. En aquellos años, recién terminada la guerra civil eran tiempos de penuria y necesidades y no existían ambulatorios públicos. Años más tarde, sobre los 50-60, en la calle D´Avall (antes Hermanos Cholbi), en donde en 1502 se construyó el primer hospital, se creó un consultorio, (hoy Oficina técnica del Ayuntamiento) atendido por los médicos titulares D. Salvador Barber Part y D. Rafael Peiró Fayos. Fue el primer consultorio público de carácter municipal. Más tarde, a finales del siglo pasado se creó el actual ambulatorio  en la plaza de la Constitución y  hace cinco años se abrió el de Aduanas del Mar. Hay que decir sin miedo a errar que desde siempre, en el campo de la atención sanitaria Jávea ha estado muy atrasada y sigue estándolo con respecto a la vecina Denia. Esta, siempre ha gozado de consultorios, clínicas y hospitales, con sus correspondientes plantillas de especialistas y personal sanitario de la que se ha beneficiado y se sigue beneficiándose Jávea. Por mucha rivalidad  histórica con Denia, ésta nos supera largamente en éste ramo. En mi niñez y adolescencia, en donde no se conocían las diversiones de las maquinitas tecnológicas de hoy, nuestros juegos consistían en brincos, revolcones y porrazos, cuyos riesgos y peligros comportaban la rotura de brazos, piernas o manos, y su final eran las clínicas de Denia. Pero, este panorama que viene del pasado, subsiste hoy día. Sin ir más lejos hace dos años, en 2011, conocí el caso, que para detectar un esguince de pie producido por una caída, el servicio de urgencias del actual ambulatorio no disponía de aparatos de radiología para examinar el alcance de la lesión, por lo que el paciente tuvo que acudir por sus propios medios al servicio de traumatología de un hospital de Denia. Volviendo a los 40 de Jávea, estos tres médicos D. Jaime Martí, D. José Ferrándiz y D. José Bover, ejercían la medicina a través del sistema de igualas, con lo que se aseguraban la base de sus beneficios económicos. La iguala, (antecedente de la actual póliza de asistencia contratada con una aseguradora médica), consistía en una especie de contrato entre el cliente y el médico, en virtud del cual este último se obligaba mediante el pago de una cantidad fija de dinero al año, a prestar asistencia al enfermo. El médico se aseguraba un sueldo y el paciente tenía cubierta  su atención facultativa. Aquel se obligaba a atender al enfermo tanto en la consulta particular como en el domicilio de éste. En éste último caso el médico acudía a la casa a pie, pues ninguno de ellos tenía coche. Para desplazamientos fuera del núcleo urbano se valían de la “flota” de los dos taxis existentes en servicio: el pequeño Fiat de Vicent Miralles, “El pedreguero”, que contrastaba con la gordura de su conductor, y el de Vallés, “El borruguero”, más grande que el anterior. Después, se incorporó Pascual Codina, con un taxi provisto de banquetas supletorias entre los asientos. Al médico que más traté en mi etapa estudiantil,  fue a mi tío-abuelo Pepe Bover,  Este, era de carácter abierto, campechano e impulsivo. Recuerdo que un día fue requerido por su hermana María, que vivía en el carrer de Gual y al preguntarle : “A vore, que tens”,  y ésta le contestó: “Mira Pepe, m`agachat y ha sentit un esclafit en el llom”, a lo que su hermano, sin prestarle importancia, le contestó de sopetón: “¿no será que t´auras tirat un pet?”.


                                                Vicente Catalá Bover
                                                 Agosto 2013

TIEMPO DE LA "RENDA"

La agricultura es una de las primeras y primordiales actividades económicas de los hombres y la única a acaso verdaderamente esencial en la vida. La población de esta villa, tradicionalmente ha dependido de la labranza o cultivo de la tierra, que le ha proporcionado los recursos para la subsistencia. El invierno es tiempo de preparación del campo, mediante la plantación, siembra, regadío y abono del mismo. Llegado el verano, es tiempo de la recolección de los frutos. Este momento se conoce ancestralmente como la “renda”, o sea el período desde junio a septiembre, en donde el agricultor recoge el producto de su esfuerzo durante todo el año. En el mes de junio, comienza la “renda”, que  se identificaba con el dicho popular que decía: “En juny, la roba lluny i la corbella a punt”, en clara alusión a despojarse de la ropa y aplicarse a la siega del trigo. La fecha que cerraba la “renda” se resumía con ésta otra cita: “En sant Miquel, tot a ràpel”. La explicación de esta frase se encuentra en que en los campos, después de la recolección o “collita”, quedaban restos o sobrantes agrícolas, que otros aprovechaban y recogían en su beneficio, previa autorización o consentimiento del dueño. Esta labor se conocía con el nombre de “espigolar”, que viene de espiga, y significa coger las espigas que han quedado en un campo después de la siega. La “renda” implicaba la salida o el éxodo de la población hacía el campo, para instalarse en el mismo, y hacerse cargo de su producción. Esta  actividad  se definía con la frase: “anarse a la casseta”. Eran lo mismo “anar a la renda” que “anar a la casseta”. Ambos términos, hacían referencia a la recogida de resultados, dicho en términos bursátiles. Entre el vecindario, se comunicaban unos a otros,  la marcha a “la casseta”.  En la villa de Jávea, como región marítima templada, han existido variedad de cultivos, tanto en terrenos de secano como en lugares aptos para las hortalizas. En el cultivo de secano (almendros, olivos, algarrobos…), destacaba éste último, por la espectacular belleza de su tronco y ramas tortuosas e irregulares, que alcanzaban una altura de 8 a 10 metros. Su producto, la algarroba era tan válido para la alimentación de caballerías como para la fabricación de chocolates y otras aplicaciones industriales. La influencia de los árabes durante su dominación en España, permite pasar de cultivos de secano, a la feracidad de los cultivos de regadío, en donde están comprendidos toda la variedad de plantas, desde las herbáceas (garbanzos, lentejas, guisantes…), hasta las productoras de hortalizas (melones, patatas, y tomates…). La “renda” finalizaba con el corte de la uva, operación conocida como “tallar el raim” y su posterior paso por cañizos, sequeros y riu-raus hasta transformarse en pasa,  o al “cup” para ser chafada y convertida en vino.

Si la “renda” tiene como fin el resultado agrícola de la recolección, mirando al pasado, tuvo un protagonismo histórico hace setenta y siete años, en la guerra civil española. Me explicaré. Cuando estalló el alzamiento nacional en julio de 1936, muchas familias habían abandonado ya el núcleo de población para trasladarse a la “casseta” y ocuparse de la “collita”. Este hecho, supuso que muchas familias, intentando protegerse de los peligros en que podía verse envuelta en aquellos revolucionarios tiempos, permanecieron los tres años de contienda escondidos en el campo, a salvo de las tropelías y persecuciones del Frente Popular. Uno de sus dirigentes, Joaquín Mengual, (“Pardico), según relata Antonio  Pons Guardiola en su libro Aquell poble, era un obrero frío, calculador y cruel. Este individuo, dio rienda suelta de su odio hacia las clases conservadoras del pueblo cometiendo una serie de desmanes, extorsiones y ordenando el asesinato de sus conciudadanos por el simple hecho de vestir corbata, lucir sombrero o ser simpatizante de la Iglesia. El “Pardico”, se incautó de las mejores casas del pueblo para establecer en ellas sus comités, así como para su acomodo personal o cárcel para sus perseguidos políticos. Una de las familias, que la “renda” salvó del peligro de sus vidas, fue la  que fuera mas tarde sacerdote de gran arraigo y talla intelectual don Juan Ortolá Segarra. Huérfano de padre, su abuelo materno se hizo cargo del mismo y se lo llevó con 11 años al campo. Allí estuvo seguro, y aprendió las labores del campo, a falta de su escolarización. Si en la “renda” normal se obtenía el alimento para un año, los que vivieron en la “renda” durante la guerra, consiguieron asegurarse la vida.
                                     

                                             Vicente Catalá Bover
                                              Agosto de 2013

EL CARRO DE LA COMPRA Y EL CARRO DE LA VENTA

Este juego de palabras nos traslada del tiempo viejo al tiempo nuevo, en relación con el progresivo consumo en la alimentación humana. Asombra pensar, la cantidad y calidad de alimentos que necesitamos en el tiempo actual, comparado con la menor cantidad con que salíamos adelante en el pasado. Basta para ello, echar una mirada a los supermercados, para ver como van sobrecargados los carros de la compra, esos contenedores que solucionan nuestras necesidades alimenticias. El carro de la venta ( he dicho bien), en la Jávea de los años 40, después de la guerra civil, era el vehículo de tracción animal, es decir carro y macho, que nos acercaba y suministraba los alimentos a pie de casa. El carro de la compra, (el de hoy) es de tracción humana que nos lleva a localizar los mismos a pie de estantería. Cuando los primeros pobladores-veraneantes se asientan en la Caleta del port, Triana, El Montañar, Portichol y Calablanca (el resto, no estaba explotado), la provisión de productos para la subsistencia, se hacía a través del reparto domiciliario por medio de carros agrícolas. Del casco histórico y de Aduanas, salían carros, mocarros,  motocicletas, bicicletas y rudimentarias furgonetas que ofrecían al veraneante,  chalé por chalé, los productos necesarios para el alimento.  Carros, como el de Toni “Bufa”, que tenía el huerto en El Rebaldí iban cargados de hortalizas y legumbres, que principiando su itinerario en Triana y finalizando en el Arenal, iban pregonando su mercancía. A su paso por los chalés, salían las criadas o las  señoras de la casa a la carretera para hacer la compra. Cada tipo de género tenía su particular forma de transporte. El pan, procedeía de los distintos hornos del pueblo, cuyo reparto se realizaba en bicicleta por los matinales y ambulantes vendedores, como el esforzado y servicial Francisco Bas, “L`alemá”, que adaptaba a la misma un cajón repleto de pan, cuyo suministro llegaba hasta el Portichol. Tenía sus clientes fijos, que esperaban a pie de carretera, el pan de cada día. El hermano de éste, Batiste, se aplicaba al reparto de verduras en carromato, un vehiculo desaparecido. Otro conocido vendedor de pan era “Sanroc”, que distribuía el pan fabricado por Angelita Ortuño. El hielo en barras,  de la fábrica de Miguel Crespo “El pelut” y de Miguel Benavent, en Aduanas, y el pescado, lo servía Santacreu,  en una “rubia”, un coche cuya particularidad era que los laterales eran de madera. La carne, era la especialidad de Vicente Marzal, “L`anguerino”, familia procedente del pueblo de Enguera, y asentada en ésta villa, quien a golpe de pedal realizaba un largo recorrido a domicilio. La leche, aparte de adquirirse en las propias vaquerías, era transportada embotellada a domicilio. José Serrat, “El “Benissero”, fabricante de gaseosas y limonadas hacia el reparto en furgoneta. Otro  repartidor habitual era Ambrosio Ferrer, que regentaba con su mujer un horno-tienda, en Santo Cristo del Mar de Aduanas, y la venta ambulante la realizaba en moto a la que adaptaba un remolque para la mercancía. Pepe “El roig”, también de Aduanas, acoplaba a su moto una especie de sidecar para el transporte de su género. El salazón, que tradicionalmente formaba parte de la alimentación de las clases humildes y trabajadoras de Jávea, no tenía aceptación entre los forasteros.

Mención especial merece el pescado fresco, que llegaba al puerto al atardecer. Aquí los veraneantes, se reservaban el entretenimiento de adquirirlo por si mismos en la  pescadería del muelle (no se utilizaba entonces el término de lonja). Los del Montañar y Triana, a media tarde, después de sestear y  merendar, se acercaban en grupos de amigos o familiares, paseando, a la pescadería para comprar el pescado recién desembarcado. Una vea verificada la subasta de los distintos lotes de pescado, los comerciantes adjudicatarios de los mismos, se instalaban en improvisados mostradores de madera para venderlo. Para postre y como finalización, les diré, que uno de los dulces más exquisitos de la comarca, hoy desplazado,  era el arrope. El “Arrop”, era  una especie de confitura que se obtiene cociendo con mosto varios frutos (entre ellos la calabaza) hasta que aquel adquiere la consistencia de almíbar. Originario de Benigánim, sus vendedores lo pregonaban a gritos “!arrop amb talladetes!” y lo portaban en burros, en cuyas alforjas introducían las tinajas del apetitoso dulce.  Cuando se quería expresar la dulzura de carácter de una persona, se decía: “Es dolc, com l`arrop”.
  

                                                   Vicente Catalá Bover
                                                    Julio 2013  

EL NAUFRAGIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN

O lo que es lo mismo, el naufragio de una devoción. La Virgen del Carmen es una advocación de la Virgen venerada en el monte Carmelo, que la Iglesia celebra el 16 de julio en España, y es Patrona de la Marina. Esta Virgen que es Patrona de los marineros, y que protege a éstos de los infortunios del mar, ahora es Ella la que está navegando por un mar proceloso, con marejadas y exaltación de ánimos, que necesita un cable de salvación. El mundo al revés. La  protectora de los marineros, necesita ser salvada para no ser tragada por las propias aguas de la que ella es guía y orientadora de  navegantes. No deseo, por respeto, y desconocimiento de las causas de la cuestión, tomar partido para no sembrar discordias. Solo pretendo exponer el ambiente de descontento que se palpaba y se vivía el 16 de julio en Aduanas del Mar.

Desde siempre, llegado el evento, el poblado de Aduanas, se llenaba de entusiasmo religioso, y la marinería celebraba con alegría y esplendor la festividad de su Patrona. Se oficiaba un misa solemne, anunciada con general volteo de campanas,  con un nutrido clero, un coro parroquial especialmente entonado y una procesión marinera donde la Virgen, capitaneando una barca de pesca se hacía a la mar. Tomaba  rumbo al centro de la bahía, en donde era vitoreada entre flores y toques de sirena por las embarcaciones que la escoltaban en su singladura. En pleno mar se elevaba un recuerdo y se rendía  homenaje a los marineros fallecidos.  Los curtidos rostros de los  “lobos de mar”, con mirada emocionada a ese mar de sus peligros y de su pan de cada día, elevaban plegarias a la Patrona, que al tomar tierra firme era recibida con salvas. En una palabra, una devoción y una festividad que  ahora “hace aguas”. Una tradición en peligro de extinción y de naufragio. Llega la hora del SOS para la Virgen, pero esperemos que no se llegue a la situación del sálvese quien pueda. Cómo podríamos pensar que la Virgen del Carmen va camino del naufragio?  cuándo es Ella la que nos tiende su manto protector? Esto en lo tocante a lo celestial. En lo  terrenal, las causas de ésta zozobra poniendo en peligro la festividad de la Virgen, son un conjunto de circunstancias, de personas y de instituciones que han rolado trayendo aires de renovación. Y que están provocando malestar, preocupación y perturbación en la devoción de la población marinera.

El pasado 16 de julio del presente año, por primera vez se podía palpar en el ambiente un reprimido desengaño y frustración en la forma en que se vivió y se desarrolló la fiesta religiosa. Cuando una festividad religiosa está unida a un componente gremial (como es el caso), en el que puedan surgir diferencias e intereses económicos y laborales contrapuestos, ocurren estas cosas y surge la pérdida del rumbo. Las causas de ello,  no las voy a desentrañar, por las razones expuestas. Sobre todo porque no tengo  derecho a opinar y polemizar en un tema del que carezco de información, y del que no he sido llamado a tomar parte.  Solo me limito a comentar el estado de cosas, sin inculpar, ni señalar las correspondientes responsabilidades. El caso, es que se ha levantado mala mar, y como los marineros saben, las aguas encalmarán a su debido tiempo. Ahora el clima es tenso, y la prudencia manda guardar silencio y respeto en espera de mejores aires. Una simple misa, con el cántico final de la Salve marinera fue toda la festividad dedicada a Nuestra Señora del Carmen. Pero aquí, hay recursos para salvar ésta situación. Tenemos a la Virgen de  Loreto, también  Patrona de los marineros. Si la devoción a la Virgen del Carmen,  está en crisis  (por el momento), disponemos de la “otra” vocación mariana, la devoción entrañable y tradicional a la Virgen de Loreto, de gran arraigo y calado entre la marinería. Es poco común y original, que en un país existan dos co-Patronas, la del Carmen y la de Loreto. Un “recambio” venido del cielo, que en estos momentos en que la nave de la del Carmen empieza a tener vías de agua, podamos hacer frente a la marejada, acudiendo al auxilio de la Mare de Dèu de Loreto. En el fervor a ésta, no hay interferencia gremial alguna, ni intereses materiales. Existe una devoción pura y llanamente religiosa. Se habrán dado cuenta los lectores, del privilegio que supone tener dos Patronas. La Virgen del Carmen y la de Loreto. Están ahí para certificarlo. Recambios que nos manda la Virgen.
 

                                              Vicente Catalá Bover
                                               Julio 2013

PLAYA DE LA GRAVA, 1.910

Playa de la Grava, 1.910

domingo, 22 de septiembre de 2013

EL TRENCALL

El territorio que comprende el término municipal de Jávea, está formado por colinas, llanuras y salientes al mar que definen su relieve terrestre y determinan la belleza de la misma. Las colinas son los tossals (grandes y pequeños), las llanuras son el Pla y  la Plana, y los salientes son los cabos San Antonio, San Martín, Negro y La Nao que conforman el litoral. El paisaje de los suaves montículos, y el perfil que ofrecen las calas de aguas transparentes protegidas por los cabos, son la tarjeta de presentación que la naturaleza ofrece a propios y extraños. Si los  accidentes orográficos que determinan la personalidad de la villa son conocidos por la historia o tradición local, hay otras deformaciones del terreno, cuyo nombre se desconoce, como es el caso del  lugar El Trencall, integrado en la partida de La Guardia. El origen y el significado de la palabra Trencall es tan confuso e incierto como lo puedan ser las palabras Xàbiga, Xàbia o Montgó. El diccionario de la lengua valenciana nos dice que “trencall” es “rompent”, “trencant”, y sobre esta cuestión la versión comúnmente aceptada es que es una irregularidad del terreno entre dos planos a distinto nivel. Así pues, se define el Trencall como una irregularidad del relieve terrestre que arrancando de una llanura, asciende y se eleva en forma brusca para alcanzar una altiplanicie o meseta de mayor altitud llamada Partida de la Guardia, desde la cual se divisa la belleza marina de la bahía y el boscoso llano del Plá.  El Trencall, en cierto modo, “rompe” la fisonomía del entorno. Romper, en valenciano es “trencar”. De ahí la significación de la palabra. En el Trencall se abrió un camino de carros agrícolas para ascender a la Guardia o descender al Pla. Téngase en cuenta que la carretera que conduce al cabo de La Nao, empezó a construirse en 1916. Antes de esa fecha, solo existían caminos de herradura para acceso a la  Guardia. Al mencionar éste lugar, hay que hacer un poco de memoria histórica. Durante buena parte del siglo XIX, España estuvo envuelta en las guerras de América y Marruecos para la defensa y conservación de sus colonas. Para el sostenimiento del ejército en tan lejanos frentes, recurrió a la venta de algunos de sus bienes patrimoniales. Uno de ellos fue el monte La Guardia, de propiedad estatal, con una extensión de siete millones de metros cuadrados, equivalentes a 8400 hanegadas, con abundantes aprovechamientos de madera, caza, y pastos. Esta finca fue adquirida por dos acaudaladas familias, los Bolufer  y los Bañuls (luego, Benimeli). Los primeros se adjudicaron la parte Este, hasta las estribaciones del cabo de La Nao y los Bañuls la parte Oeste hasta la cala de la Granadella. Estos nuevos propietarios cedieron a los vecinos el derecho de pastar y hacer leña en los mismos. En los años 70, en pleno desarrollo turístico, se creó la sociedad Pozos Reunidos, constituida por Pedro Benimeli, Eduardo Ballester y Antonio Catala, y cuya finalidad era la construcción de chalés. El primero de los socios, aportó parte de sus terrenos de La Guardia, y los otros el agua de sus pozos. Con estos componentes, promovieron la urbanización Costa Nova, integrada dentro de la Guardia y de la zona  del Trencall.

La progresiva  evolución de la Urbanización Costa Nova, determinaron que el matrimonio José Crespo Serrat (“Cuarteró”), un asalariado jornalero agrícola e Isabel Bisquert Sapena, una hacendosa mujer ama de casa, guiados por una predicción de futuro, invirtieron sus ahorros en la compra de una parcela a Pozos Reunidos. En ella construyeron un restaurante, al que denominaron El Trencall, por estar dentro de la Urbanización Costa Nova. El emprendedor matrimonio, se aplicó en el negocio, ella cocinando  paellas y él sirviéndolas, a una clientela integrada en buena parte por albañiles y operarios del ramo, que estaban construyendo los chalés de la naciente urbanización. Los adquirentes, nacionales y extranjeros, de estos chalés, se convirtieron en los nuevos clientes del establecimiento. Al jubilarse el matrimonio fundador, dejaron paso a sus vástagos Juan, Teresa y José Miguel, que  creciendo en un paisaje y aromas de pinos adquirieron la destreza de su madre en el manejo de las trébedes. Hoy, se da el caso curioso que decir Trencall, esta palabra se asocia más al restaurante, que al lugar de la Guardia que dio nombre a éste. El restaurante, ha absorbido, se ha “comido” la denominación del paraje donde se construyó.
 
                               Agosto 2013

AGUA DE JAVEA

El agua, como concepto y componente básico del planeta y de la civilización merece una reflexión previa. Haciendo un poco de historia, los romanos en el tiempo que duró su dominación en Hispania nos legaron  (aparte de la sabiduría jurídica concentrada en el derecho romano), entre otros monumentos, los acueductos para la canalización y distribución del agua a los núcleos de población. Siglos más tarde, los árabes, haciendo uso de su ingenio, idearon y construyeron sistemas de regadíos para el campo, contribuyendo con ello al desarrollo  de los territorios dominados por los mismos. Tanto unos como otros aportaron una cultura para el aprovechamiento del agua como bien esencial e indispensable de la vida. Los tiempos siguientes y la torpeza humana, han determinado a veces la aplicación incorrecta del agua. Es motivo de derroche festivo, cuando en las llamadas “poalàs” de algunos pueblos, los festeros se divierten lanzándose pozales de agua, en las calles y desde los balcones.

En el agua de Jávea, hemos de distinguir entre el agua de consumo humano y el agua destinado al riego agrícola. Esta última, procedente de pozos particulares, como Ribes, Bolufer, Antonio Catalá, Mompó, Ballester, Hermenegildo Bolufer “Rialla”,…etc. se suministraba a los distintos cultivadores de la tierra a través o por medio del “sequier”, el encargado del pozo, que en contacto con el agricultor le hacia llegar el agua en el tiempo y precio pactados. De estas aguas, hablaremos en otra ocasión. Hoy me referiré al problema del abastecimiento para consumo de la población que se produjo en los años 70, en pleno desarrollo turístico, y que se agravaba en la temporada estival. Esta villa, dotada de privilegiados paisajes y encantos naturales, sufrió en algunos años de esa década un alarmante desabastecimiento de agua a la población motivado por la gran demanda de la misma. Sus principales causas fueron la masiva llegada de veraneantes, la construcción de numerosos chalés, piscinas y jardines. Las reservas acuíferas se agotaron y el agua manaba salada, no siendo apta para  su consumo.

La solución para el grave problema creado a la corporación municipal, lo resolvió el Ayuntamiento, comprando agua de los pozos de la vecindad comarcal y de los de aquí. La imposibilidad de acometer una improvisada y rápida canalización de las aguas, para su distribución se remedió a base de auto-cubas, con las cuales se llenaban unos depósitos distribuidos en distintos puntos del término municipal, de los cuales el público se abastecía, en forma racionada, del agua. Ante la posibilidad de acaparamiento, se estableció un cupo de agua del que no podía salirse. Por éstas causas y motivo, los que obtuvieron buenos beneficios de ésta situación fueron los establecimientos comerciales, en donde el volumen de venta de agua embotellada fue muy elevado. Si el comerciante encontró beneficios, a los residentes y veraneantes les resultaba más gravoso el veraneo. Algunas familias, cuyo destino era el Mediterráneo, sin importarles grandemente cual fuera el lugar, preguntaban antes de decidirse por Jávea, si el agua continuaba salada o era ya potable. La contestación, en un sentido u otro determinaba la elección. Las plazas hoteleras, al igual que los alquileres y todos los servicios dependientes del fenómeno económico del turismo se resintieron lo suyo.  Aparte del trastorno e incomodidad que causaba el agua salada para el desenvolvimiento normal de las familias, tenía también su repercusión en el mundo doméstico, pues lavadoras, cafeteras y electrodomésticos en los que intervenía el agua, el mecanismo de los mismos y sus conductos se veían gravemente afectados por la salinidad del agua. En las estaciones de lavado de coches, había un cartel bien visible en la entrada a los mismos, en el se advertía “Lavado con agua dulce”. Cuando se palió el problema, el Ayuntamiento controló el consumo, y realizaba inspecciones, bajo pena de sanción si se cometían derroches. Como todo en ésta vida tiene su remedio, la solución al problema del agua salada, se solucionó con la construcción de una planta desalinizadora. El elevado coste de la misma, hizo subir el precio del agua, y se decía que era más cara que la cerveza. Según un experto, un catedrático de la facultad de Ciencias Químicas de la universidad de Valencia, que conoce el tema, ha comprobado que la calidad del agua de ésta planta, que abastece a la población, es de tanta calidad como lo pueda ser cualquier marca de agua embotellada.


                                       Julio 2013

VISITA AL JUZGADO

Ya es difícil en los tiempos que corren acudir al Juzgado en plan de visita como la que hice hace unos días. Lo que ya resulta normal hoy, es llegar al Juzgado en calidad de imputado, procesado y esposado, bajo sospecha de mangancia y  estafas millonarias. Antes, en tiempos del hambre, los imputados que “visitaban” los juzgados lo hacían por mangar  gallinas, para comer, como hacía El Cordobés, y no como actualmente, para forrarse como dijo alguno, al entrar en política. Acudí el otro día al Juzgado,  por razón de amistad, para cumplimentar al juez Gabriel Sapena y transmitirle personalmente mi felicitación por su renovación en el cargo, que tan dignamente ejerce. Después de intercambiar las consabidas impresiones personales sobre la dedicación que conlleva la función del cargo, me comunicó con evidente entusiasmo que me reservaba una novedad en el juzgado. Para ello, me condujo a la Sala de vistas, en donde se celebran las actuaciones judiciales, bodas, y otros actos, y me mostró el cuadro al óleo del Rey, que preside junto con las banderas, símbolo de la nación, la citada Sala. Después de admirar detenidamente la calidad artística del lienzo, le pregunté la vía y la motivación de la presencia de la pintura en el juzgado. Antes de seguir, les diré que la obra es un retrato pintado al óleo de don Juan Carlos, de 1,20 m de alto, por 0,90 cm. de ancho, en donde éste aparece de pie, vistiendo el uniforme de almirante de la Armada española. En su parte inferior derecha, aparece una inscripción en la que se lee: “Al M.I. Ayuntamiento de Jávea, Arturo Miquel, 2012”. La breve historia del mismo es la siguiente: el autor de la obra, Arturo Miquel Monfort, un valenciano enamorado y entroncado en Jávea, a quien no conozco. Conocía a su hermano José Luís, abogado, ya fallecido. Este pintor, por motivos que desconozco, donó al Ayuntamiento el referido lienzo el año 2012. El cuadro, ha permanecido depositado en las dependencias del consistorio esperando la decisión de colgarlo en el lugar que le corresponde. El caso es que la Corporación ha tenido la gentileza de ceder el cuadro al Juzgado de Paz, en base a la buena cordialidad institucional entre ambos órganos. Tengo que informar a los lectores, de  la tradicional vinculación de los Juzgados de Paz a los Ayuntamientos. Estos últimos, desde la creación de esta clase de juzgados en 1852, soportan la dotación de la mayor parte de los medios materiales para su funcionamiento. La Ley de Demarcación y Planta Judicial se encarga de establecer cuales son las obligaciones de los Ayuntamientos en relación a los Juzgados de Paz, y entre estas prestaciones se encuentra la de dotar a ésta clase de Juzgados de locales adecuados y del material de trabajo necesario. Los Ayuntamientos, se resarcen de ésta obligación de subvencionar, a través de unas partidas que vienen consignadas en los Presupuestos Generales del Estado. Hecha esta aclaración, de que los Ayuntamientos soportan los gastos de funcionamiento de los Juzgados de Paz, resulta lógico y normal y entra dentro de lo previsible que entre ambos organismos haya esta fluidez y armonía oficial. Este acto de liberalidad de la Alcaldía de distinguir al Juzgado con una obra pictórica, tiene una singularidad extraordinaria que coloca al Juzgado como uno de los pocos centros oficiales que disponen de un retrato del Rey al óleo.

El retrato del Jefe del Estado en pintura (por encargo), preside las más altas e importantes instituciones del Estado español, entre las cuales podemos citar la RAE (Real Academia de España), la sede del Consejo de Estado (órgano consultivo de la nación),  la Biblioteca Nacional, el Palacio de Oriente, el Palacio de la Zarzuela, y el de la Moncloa, por citar las sedes más representativas del Estado. Todas estas obras pictóricas pertenecen al Patrimonio del Estado. El resto de los órganos institucionales del país, a nivel autonómico, provincial y local, sus dependencias, y despachos  están presididos por la representación de la figura del Rey en fotografía. Piénsese en la imposibilidad de dotar de cuadros a todos y cada uno de los estamentos oficiales de la nación. Por ello, el Juzgado de Paz de Jávea puede codearse con las altas instituciones del Estado. Y es que, como he dicho anteriormente, al existir una vinculación entre Ayuntamiento y Juzgado, el funcionamiento de éste último depende en parte de buena relación personal entre el Juez de Paz y el equipo de gobierno municipal.


                                      Junio 2013

PASAR POR VENTANILLA

El aparato burocrático de los años 50 se apoyaba y se desenvolvía a través de la ventanilla, el lamento y queja de la sociedad española. La ventanilla administrativa era una pequeña abertura en el tabique de las oficinas y despachos en donde sus empleados atendían al público que se hallaba fuera. En la administración era corriente la frase “pasar por ventanilla” para conseguir lo interesado. Esta separación  entre la  administración y el administrado se basaba en la desconfianza mutua entre unos u otros. Actualmente está muy restringida su utilización en la vida social y publica. Modernamente, la transparencia, se ha impuesto y ha eliminado barreras. Se pretende que las gestiones, operaciones y papeleo impuestos en la sociedad, se realicen entre administradores y administrados de forma directa, personalizada y cara a cara, sin las trabas de la ventanilla. Retrocediendo en el tiempo, aquí como en cualquier pueblo o ciudad se han utilizado las ventanillas para la atención al público. Las había en el Ayuntamiento, en Correos, en la Hermandad de Labradores y Ganaderos, en la Farmacia… En la de Tena, estaba Vicente Segarra, que despachaba a pecho descubierto sin la protección de la ventanilla. Hoy subsisten muy pocas, solo en cines,  bancos y las del juego de la LAE (Loterías y Apuestas del Estado).

En los años 40, recién terminada la guerra civil todos los servicios públicos eran de gran simplicidad y austeridad, ejecutados en papel a base de lápiz, tinta y máquina de escribir. En los 50 aparece el bolígrafo que sustituye al lapicero y a la tinta. Los servicios municipales se prestaban en su totalidad en el edificio de la plaza de la Iglesia, que ahora se utiliza como sede institucional de la alcaldía y en donde se realizan los plenos y demás solemnidades. Este edificio, del siglo XV fue propiedad del poderoso Sebastián Sapena, y en el mismo se habilitaron oficinas, unas a continuación de otras y separadas del publico por tabiques provistos de ventanillas por las que se atendía al mismo. Allí estaban concentrados todos los trámites. Los pasillos que rodeaban estos habitáculos, estaban alfombrados de colillas tiradas al suelo, cuya pestilencia y el humo envolvente eran la tónica habitual de la burocracia de entonces. No se conocía la costumbre de colocar ceniceros, que solo se usaban en casa. Ni existía la sensibilidad de no ensuciar como se entiende hoy. A las colillas del suelo, se unían las escupideras, esos recipientes con agua,  en donde la clientela arrojaba sin ningún pudor ni delicadeza salivazos y gargajos. En ese noble caserón, de carácter multi-funcional como se le llamaría hoy, albergaba el calabozo, en uno de sus bajos, y en el otro las dependencias de la incipiente y escasa Policía, que más tarde pasaría a llamarse Local y a engrosar su número de agentes, que hizo necesaria un edificio aparte. En la época del desarrollo, y de las vacas gordas del turismo, allá por los años 60, la administración local asumió más competencias y hubo necesidad de ampliar las oficinas y el número de funcionarios, con lo que se hizo necesario adquirir edificios y viejas casonas donde albergar papeles y empleados. En ese tiempo desaparecen las ventanillas y el trato de funcionario a ciudadano se personaliza. Como la bonanza económica se alarga, el Ayuntamiento ya no se conforma con las casas emblemáticas, y se lanza a la construcción de locales de nueva planta, como los edificios situados en la Partida Roig (portal del Clot), y los parkings, que están en la misma situación que muchas obras  faraónicas,  hijas de la burbuja inmobiliaria y del ladrillo, como los aeropuertos sin aviones y las estaciones de tren sin trenes. Si hemos hablado de la ventanilla administrativa, nos queda hablar de la ventanilla religiosa, es decir el torno de los conventos, el sistema de comunicación, entre el mundo terrenal y el espiritual. . A las monjas Agustinas de la Placeta, se acudía para endulzar la vida. Tras estirar de un cordel unido a una campanilla, acudía una hermana, que tras un  dulce y místico “Ave Maria Purísima”, se contestaba (el que lo sabía) “sin pecado concebida”. ¿Que desea? preguntaba la invisible hermana. Lo deseado y apetecido era siempre un bizcocho o una tortada de almendra, confeccionada por las delicadas manos de las religiosas. Al recogerla, el torno ponía en manos del peticionario, el sabroso dulce. Era la ventanilla con sabor celestial. Los cambios sociales y políticos han eliminado las ventanillas, de una y otra clase.

                                        Abril 2013

CHULVI, UN FICHAJE ESTRELLA

El 22 de mayo de 2013, se  fue de éste mundo José Chulvi Solana, conocido deportiva y familiarmente como Chulvi, el delantero centro del CD Javea, fichado en los años 60 por el  “desorbitado” precio del valor de una moto marca Guzzi-Hispania, de 65 cc, que más adelante relataré.

Chulvi, en su faceta deportiva fue una estrella, un crack en su tiempo, que echó raíces en la villa, y merece ser recordado. Todos nos desarrollamos a través del transcurso de los años, y la vida va repartiendo la lotería de los éxitos y los fracasos. Al final, siempre queda un testimonio para el recuerdo. A los triunfadores, se les recuerda por sus obras, y tratándose de un futbolista por su destreza en el manejo del balón y en la habilidad en la consecución de goles para los colores de su club. No voy a hacer una estadística, de  los merecimientos y logros futbolísticos de Chulvi, por dos razones principales. La primera, porque le vi jugar muy poco, ya que mientras él estaba haciendo su carrera deportiva en Jávea, yo estaba haciendo la mía en Valencia, y fueron escasas las ocasiones en que presencie partidos en el viejo campo del Frechinal, en donde el club militó algunos años en 3ª División, para luego hacerlo en Regional Preferente. Algunos de los jugadores de la plantilla del Javea les conocía de siempre, como Bolufer, Barber, Noguera, Buigues, “Marróni”, Burguete, “Kubaleta”, Marí, Soler, Sapena…etc. La segunda razón, es que asocio a Chulvi con otras sensaciones, de carácter anecdótico. Siempre recordaré a éste, con los pormenores que rodearon la contratación del mismo por el CD Jávea. José Chulvi, era natural de Sollana, pueblo cercano a Sueca, de donde era Puchades, ídolo del Valencia CF. Desde muy joven se inició en la práctica del fútbol que alternaba con sus estudios de enseñanza primaria, y a medida que fue adquiriendo edad y calidad en el juego, se hizo profesional y fue pretendido por los mejores equipos de la categoría, como el Jávea, que buscaba refuerzos en su plantilla. En una reunión de la directiva del CD local, con el Presidente de la Federación Valenciana de Fútbol, Sr. Monleón, éste les dio muy buenas referencias del jugador de Sollana, José Chulvi, que pertenecía entonces al cuadro del Tavernes de la Valldigna. Ante tal información, la directiva del CD Jávea, nombró una comisión, encabezada por el secretario del club, el maestro nacional Cristóbal Bolufer Segarra, que se desplazó a dicha localidad para el  fichaje del recomendado delantero José Chulvi. Ambos clubes se pusieron de acuerdo en el contrato, y el de Tavernes puso como condición para “soltar” y desprenderse de Chulvi, que el Jávea se hiciera cargo del abono de las letras de cambio libradas para el pago de la moto  Guzzi que el club de Tavernes había adquirido para que el jugador se desplazara de Sollana a ésta última población para asistir a los entrenamientos. Los salarios de entonces, no permitían el alojamiento en hostales o fondas de los jugadores que procedían de otros pueblos. La condición contractual de la Guzzi Hispania se formalizó, de tal manera que el club valenciano endosó las letras pendientes al Jávea, al mismo tiempo que “endosaba” el jugador al club local.  Un fichaje hecho, no a golpe de talonario, con cifras atractivas, sino a “golpe” de pedal de moto. Esta motocicleta, elegante, roja y de cómoda suspensión valía 11.000 pesetas y su aparición en el mercado tuvo una gran aceptación, pues suponía un paso adelante y un avance respecto de las bicicletas con motores adaptados, como el “mosquito”, llamado así por su ruido característico. La habilidad y destreza de Chulvi dentro del campo de juego, lo supo llevar y poner en práctica fuera del mismo, donde su olfato le llevó al “marcaje” y posterior “fichaje”, de Paquita, la que se convirtió en la compañera inseparable de su vida que le dio hijos, y selló sus raíces en el pueblo. Chulvi, ferviente partidario, entusiasta y forofo del R. Madrid, montó un pequeño bar en la calle de la Loncheta, que se convirtió en un fortín madridista, con banderas y fotos del equipo merengue. Allí, entre “penaltis” y “golpets”, acompañados de las  tapas del terreno, elaboradas por las primorosas manos de Paquita, se hablaba, y se discutía con pasión cuando la clientela atacaba al Madrid. Chulvi, “vieja gloria” del CD Javea, ha sido tres veces estrella: en el campo de fútbol,  en la familia, y ahora estrella en el firmamento. Estas líneas son un modesto homenaje a su memoria y a los suyos. Descanse en paz.


                                                  Junio 2013

NUEVE MESES

Del Nazareno a San Juan, de San Juan a…de fiesta en fiesta y, así  hasta nueve meses. Este, es el periodo más importante de la humanidad, por ser el ciclo en que la mujer se convierte en creadora de un ser humano. Es tiempo de gozo expectante para la madre. Pues, ese es el tiempo en que Jávea goza y disfruta de sus fiestas. A ver si me explico. No son nueve meses seguidos, sino que en el transcurso de los 365 días del año, las festividades están presentes en todos los meses excepto  en febrero, octubre y noviembre. La fiesta, es el conjunto de actos y actividades extraordinarias con los que se celebra un acontecimiento familiar o social, que lleva la alegría, el regocijo y la diversión a los participantes en la misma. Esta villa, tiene  alicientes para el disfrute del espíritu, como son la luz  y el paisaje que la envuelve, y sensaciones para los sentidos, como la panza y la danza, el componente vibrante de la fiesta.

He tenido la curiosidad de repasar los días festivos que llenan de alegría y música sus calles y habitantes, y todo responde perfectamente al perfil tradicionalmente festero del pueblo valenciano, en donde la música, la pólvora y la armonía compartida levantan los ánimos y son la esencia de la diversión. Cada pueblo tiene sus tradiciones y leyendas, y algunas celebraciones se distinguen por su mal gusto. Aquí no llegamos a extremos como el de un pueblo de la Comunidad,  en el que la multitud congregada en la plaza mayor, se divierte lanzándose unos a otros ratas muertas. Dicen sus defensores que obedece a una tradición respetable. En principio, la diversión se desarrollaba con ratas vivas, que la gente perseguía y mataba a garrotazos y patadas. Hoy la “sensibilidad” de los festeros les ha hecho ver que las ratas no merecen ese trato, y las echan a la plaza ya muertas, para que sirvan de proyectiles y diversión popular. Siguiendo con lo nuestro, en esta villa, tenemos fiestas mayores y fiestas menores. Normalmente las fiestas mayores, tienen componentes religiosos como son la Bajada y Subida del Nazareno a su ermita. De significación profana son les Fogueres de Sant Joan. Esto por lo que se refiere al pueblo o casco histórico. En cuando al núcleo de Aduanas del Mar, las fiestas de contenido devocional son la Virgen del Carmen y Nuestra Señora de Loreto, y de carácter profano las fiestas de Moros y Cristianos. Tanto les Fogueres como éstas últimas fiestas, fueron implantadas en el año 1951, y carecen de la antigüedad de las del Nazareno y Loreto que se remontan a algunos siglos anteriores.

Como curiosidad, voy a hacer un repaso de las fiestas que se celebran en esta villa, contenidas en el calendario anual que publica el departamento de cultura. Es de notar (en la lista que tengo yo) que entre tantas fiestas no hayan contado con la antigua del Corpus. Se aprecia que algunas de ellas, son recientes, como consecuencia de la llegada de gentes de otras tierras, que han traído sus devociones y costumbres. Otras, más que festejos son manifestaciones  lúdicas o culturales. Veamos, una por una, y mes por mes. En el mes de Enero, tenemos la Cabalgata de los Reyes Magos, la Festividad de San Antonio (con feria, cremá del Pi, y bendición de animales) y San Sebastián, el patrón. En Febrero, ya he dicho que no hay fiestas. En Marzo, tenemos la Bajada del Nazareno, con sus correspondientes fiestas en honor del mismo, y la Feria de Artesanía de Semana Santa. En Abril, fiestas del Nazareno ante la inminente Subida del mismo. En Mayo, la propia Subida del Nazareno y concurso de las cruces de flores. En junio,  Fogueres de Sant Joan, con “bous a la Placeta”, cabalgatas, ofrenda de flores y Festival Internacional. Llegados a julio, tenemos la Romería  del Rocío, la Festividad de la Virgen del Carmen, Moros y Cristianos, y Ajedrez Viviente en Aduanas. En agosto, fiestas en La Plana en honor de la Virgen de los Ángeles. En septiembre, Fiestas de la Virgen de Loreto, con “bous” a la mar, cabalgatas,  verbenas y procesiones, y acaba el mes con la peregrinación a la ermita del Pópul. En los meses de octubre y noviembre, no hay señaladas fiestas. Cierra el año diciembre, con la fiesta de Santa Lucía y subida a su ermita, y las actividades preparatorias de la  de la Navidad. Estamos bien servidos de fiestas. Hay para elegir, y el que no se divierte es porque no quiere o no lo intenta.

                                                  Junio 2013

EL BASTÓN

El bastón, en su versión básica es una vara de madera, con puño y contera que sirve para apoyarse al andar. Socialmente y en tiempos pasados, el bastón era signo externo de la elegancia masculina. El bastón es símbolo de autoridad civil, lo mismo que el sable lo es de mando militar  y el báculo de dignidad eclesiástica. El uso del bastón, como complemento del vestir del hombre, junto con el sombrero estuvieron presentes en la moda del siglo XIX y principios del XX. Las mujeres por el contrario, nunca han llevado bastón como elemento de elegancia por una serie de motivaciones históricas. La razón de que el hombre utilizara el bastón, obedece a que desde la Edad Media iba normalmente armado, bien con armas de fuego o con armas blancas, como sables y espadas. La mujer no hacía uso de armas, porque estaba protegida por el varón y porque el manejo de las mismas exigía una destreza y habilidad de la que carecía, aparte de que era una actividad contraria a la personalidad y sensibilidad femenina. Con el paso del tiempo el uso de la espada dejó de utilizarse, y para reemplazar ese hueco se impuso el bastón,  como arma defensiva y como adorno. Había bastones simulados, que eran verdaderos estiletes para defensa personal. En la guerra civil, el sombrero, la corbata y el bastón, junto con ir a misa, eran garantía de ir  al paredón o a la cuneta. Con el tiempo, el bastón como arma cayó en desuso y se convirtió en adorno  masculino. En los tiempos actuales solo tiene la función de apoyo al caminar. Sin embargo las mujeres en los años 20 utilizaron como complemento del vestido  la sombrilla. No era moda el bronceado solar cuando llegaban los calores del estío. En la calle como en la playa era corriente el uso de la sombrilla para el tueste de la piel. Los tiempos han cambiado tanto que de evitar el tostado se ha pasado al torrado de la misma.

Voy a hablar de un bastón de los años 40, con motivo del fallecimiento de Puchades ocurrido el pasado 24 de mayo de 2013. Antonio Puchades Casanova, Tonico, nacido en Sueca en 1925 fue jugador de fútbol del Valencia FC desde los 21 años y toda su carrera futbolística la desarrolló en este equipo, en donde debutó con 21 años en la temporada 1946-47. Poseía una gran calidad técnica y potencia física. Tuvo un extraordinario compañero que fue Pasieguito. Fue internacional 23 veces con la Selección nacional  de España (no se había inventado la gilipollez de la Roja), y se retiró a los 36 años para dedicarse a su tierras.

 Puchades, pasó unas semanas en el verano de 1949 en Jávea, por andar pretendiendo a una joven, hija de un acaudalado naranjero de  Carcagente. En los años 40, una vez acabada la guerra, empezaron a llegar y a instalarse en Jávea una serie de familias acomodadas procedentes de Ibi, Alcoy, Carcagente, Valencia…etc., que se asentaron en zonas preferenciales como el Portichol, Calablanca, Montañar y caleta del Port. Puchades, hombre recio, fuerte y esbelto, destacaba por su rubia cabellera bien peinada y por su elegancia y gusto en el saber vestir. Vestía siempre de blanco, con camisas y pantalones limpios y bien planchados, no como los famosos de hoy con vestimenta de mendigos y barbas zarrapastrosas. Toda la elegancia que desprendía su porte, lo complementaba con una sahariana también blanca y un fino bastón de vestir de rica empuñadura  que sabía lucir con destreza al caminar con su novia por los alrededores de Aduanas. En aquellos años, casi nadie tenía automóvil, pero Tonico, el ídolo de la afición merengue del Valencia tenía un Fiat 500, un coche pequeño, negro, de dos plazas, que se conocía con el nombre de Topolino y, que empezó a fabricarse en Italia a partir de 1936. Era un modelo que llamaba la atención por la originalidad de su  línea. Se lo había comprado  a Iñaki Eizaguirre, jugador vasco, portero del Valencia. Puchades, recogía a su novia en su casa, y dejaba el coche junto al Bar Miramar, regido por Bartolomé Cardona (todavía no era hotel) y se perdía con su compañera por los alrededores del puerto aspirando su salinidad y tranquilidad. Puchades nunca se casó, siempre permaneció soltero y dedicado a sus campos de Sueca, de la que nunca salió.


                                      Junio 2013

LA BOÑIGA Y LA MIERDA (con perdón)

Son palabras malsonantes, y malolientes, pero están con nosotros. Boñiga, es el excremento del ganado vacuno y caballar. Mierda, es el excremento humano. Si este titulo lo hubiera empleado años atrás, los lectores del Semanal me hubieran tildado de  soez  y maleducado por utilizar  expresiones, fuera de tono. Pero hoy, éstas palabras no desentonan (“¡hablas como un carretero!”, se decía del malhablado). Voy a hacer un poco de historia para tratar de encajar estas palabras en el ambiente social y político del país, que precisamente no huele a rosas. La villa de Jávea, hasta los años 60 del siglo pasado fue un pueblo dedicado a la producción agrícola y pesquera, con predominio de la primera. Los antiguos labradores se valían de métodos y aperos rudimentarios para trabajar la tierra. Caballerías y carros eran los principales medios auxiliares para obtener las cosechas del campo. El arado por arrastre animal fue sustituido y mejorado por la “mula” mecánica y el tractor, y a su vez el carro agrícola fue reemplazado por el furgón. El carro, tuvo una doble  función: servir de acarreo de la cosecha agrícola, y de transporte de la piedra tosca extraída para la construcción. Esta, igual servía para construir una casa para vivir, que un nicho para descansar eternamente. El escultor de la tosca, Vicente Bisquert, “Viçent de Graçia”, construyó para él y su esposa su propio mausoleo de tosca, que se conserva en el cementerio viejo, como monumento artístico.  Del mismo modo que los actuales automóviles contaminan la atmósfera, la proliferación de las caballerías de antaño  llenaron de boñigos los caminos. La boñiga, era aprovechable como abono de ciertas plantaciones, y era frecuente la presencia de algunos labradores, que escasos de recursos, utilizaban un capazo y una paleta para recoger estos excrementos. Así eran el campo, los campesinos y las boñigas que “adornaban” el paisaje. Y  de la mierda,  ¿qué hemos de decir?  Parece que tiene algo de relación con la política, o por lo menos con algunos políticos. Les refrescaré la memoria. Cuando Zapatero gobernaba en el país, creó el Ministerio de Igualdad, y nombró ministra a Bibiana Aido, andaluza de 31 años, asesora de baile, que del tablao flamenco saltó a la silla ministerial. Esta “miembra” del gobierno (palabra de su invención y producto de su incultura), entre otras cosas, concedió subvenciones de casi un millón de  euros (pagados por todos los contribuyentes) para premiar  proyectos e investigaciones sobre temas tan “instructivos y olorosos” como Fragmentos para una historia de la mierda. Cultura y trasgresión. En éste “interesante” curso se inscribieron más de quinientos alumnos en la Universidad de Huelva, en cuyo distrito se impartió. Escritores, periodistas, y la opinión pública, se indignaron al observar que en tiempos de  crisis  se “tirara el dinero a la mierda”. El escritor y académico de la RAE, Arturo Pérez Reverte, se expresó así en una publicación nacional, en referencia a los políticos y a Bibiana Aido: “Nuestra envilecida y analfabeta clase política…nuestras ministras idiotas del miembro y de la miembra….Me reafirmo un día mas en lo de país [España] de mierda…El problema es que España es un país inculto…etc.” ¿Y ahora qué pasa en España? La corrupción, cual marabunta está avanzando  y asolando el país. La mierda, como expresión de la codicia y ambición de algunos dirigentes, está esparcida en todas las comunidades. Asistimos atónitos y sorprendidos a un fenómeno hasta ahora desconocido. Si en tiempos pasados eran los boñigos los que formaban parte del entorno rural y urbano de nuestros pueblos, hoy la mierda (ya sin perdón) en forma de corrupción es la que forma parte de la clase gobernante, empresarial y banquera.  En relación con el tema de hoy, les contaré una anécdota de los años 50. Mis padres tenían amistad con una familia veraneante de Valencia, apellidada Marqués, que tenían un chalet (“Villa Isabel”) frente a la playa del Benissero. Uno de los hijos del matrimonio, Luís, trabajaba en París y añoraba la luz y el sol de Javea. Estando en la naya, una tarde de verano, éste le dijo a mi padre: “Agustí, estic fart de viure en Paris, i m´agradaría viure en Xábia, tu, que eres de açi,  ¿no em podríes trobar un treball? Mi padre, (que era socarrón),  todo serio le contesto: “Si home, mira demá t´en vas al poble, ves al Sindicat, compra un cabaçet y una pala i comença a arreplegar boñigues, que es paguen bé“. El otro, contrariado por la broma contesto: ¡Ché Agustí, ves a la merda, collons! Conclusión: uno al otro se mandaron, respectivamente a la boñiga y a la mierda.


                                           Junio 2013

“TRES DIAS HAY EN EL AÑO…" (2)

… que relucen más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Christi y La Ascensión”. El Corpus,  era la fiesta mayor, solemne y oficial de los pueblos. La semana pasada  les contaba que el pintor valenciano Salvador Abril, con motivo de su  visita a Jávea en junio de 1915, escribió un librito Recuerdos de mis excursiones, en el que  Manuel Bas y Julio Cruañes fueron anfitriones del mismo, y al que hicieron grata su estancia en la villa. La primera excursión marítima se hizo a la Cova Tallada, en donde el pintor, les dijo a los excursionistas, que el rey Felipe III, cuyo valido era el Marqués de Denia, Francisco de Rojas Sandoval, en su viaje de 1599 a dicha ciudad, había visitado la cueva, y se colocó una inscripción conmemorativa en latín que con el tiempo ha desaparecido. El pintor llevaba siempre consigo su caja de pinturas e iba tomando apuntes del paisaje.

La segunda excursión tuvo como singladura toda la costa, desde el embarcadero del puerto, hasta la cala de la Granadella,  a base del esfuerzo de los  cuatro remeros. Nada más doblar el cabo San Martín, y adentrarse en aguas más profundas, se levantó marejada y el bote, fuertemente impulsado por los remos, tomó rumbo al Sur, y salvando la isla del Portichol, y el Cabo Negro, se plantaron en aguas del cabo La Nao, en donde les esperaban las maravillosas cuevas allí existentes, en las cuales se adentraron para el placer y gozo de los sentidos. Al salir de las mismas, el mar agitado y en condiciones desfavorables, daba fuertes bandazos a la barca, que gracias a la pericia de Toni, como capitán y a los cuatro tripulantes pudieron salir indemnes de la situación. Julio Cruañes afirmaba “Entre tantos pintores que he visto trabajar en estas costas, jamás vi ninguno que lo hiciese en estas condiciones”. Las olas embravecidas –cuenta el pintor- iban  en aumento, y Toni aconsejó buscar refugio para el “Dengue” y sus ocupantes. Lo hicieron en la playa de la Granadella, oculta entre grandes rocas. Seguros allí, y después del arròs abanda con su indispensable all i oli condimentado por Toni, se echaron una siesta panza al cielo. Al rato, el mar encalmó y pudieron regresar felizmente, sin los imprevistos  de la mañana. Concluida la excursión, al día siguiente se celebraba la  fiesta del Corpus. Para  mayor veracidad,  reproduzco textualmente los recuerdos del pintor Salvador Abril sobre  la solemnidad de la procesión.

 “D. Julio, que siempre se desvivía por procurarnos amena distracción, nos hizo ir al Casino, donde tomamos café, e invitándonos a ver la procesión del Corpus, que había de pasar por su casa.  Los balcones competían acumulados de macetas llenas de flores, y engalanados con elegantes colgaduras de ricos damascos, y los más humildes, con bonitos cubrecamas hechos de punto de gancho por las habilidosas mocitas, y adornados con cintas de colores vivos…la belleza que ofrecían aquella pléyade de encantadoras jóvenes que, vestidas con mil galas, respiraban auras de amor y de contento. Otras, en las grandes rejas de plantas, departían afanosas con sus arrogantes novios. Llegamos a la calle de Cánovas (hoy Engrenyò),  entramos en la casa de D. Julio, y saludamos a su cariñosa hermana y demás personas que ya le esperaban. Nos obsequió éste y pasamos a su despacho donde una descomunal reja nos separaba de la calle…las campanas alegres amenizaban la fiesta… Lo primero que desfiló fue la Enramá con sus carros adornados. Pronto se dejaron oír el tabalet y la dolsaina. Abría la comitiva una gran bandera, a la que seguían las Hermandades y Cofradías,…llevaban preciosas imagines…seguía a estas la Cruz parroquial y el Clero, entre niños vestidos de ángeles…el incienso envuelve el espacio…y cae gran lluvia de flores sobre el palio que cubre el Santísimo…Siguen los Clavarios, las Autoridades locales, de la Marítima y Cuerpo de Carabineros. La Banda ejecuta una majestuosa marcha de carácter clásico, cerrando el cortejo una Compañía de Carabineros con el ramito reglamentario del caso, y a continuación van los Alguaciles llevando los sombreros de las Autoridades y de los representantes del elemento oficial. Detrás aún sigue una masa compacta de mujeres que, en cumplimiento de promesas que hicieran, van en su mayoría descalzas. Las campanas lanzadas al vuelo formaban una armónica confusión con la Marcha Real y las aclamaciones, cánticos y vivas de la multitud”. Ese era el Corpus de hace cien años.


                                              Mayo 2013

“TRES DIAS HAY EN EL AÑO…” (1)

… que relucen más que el Sol, Jueves Santo, Corpus Cristi y La Ascensión”, se decía antes. Hoy por razones políticas, estos tres días han dejado de lucir. La fiesta del Corpus, es la fiesta en honor de la Eucaristía. Era la solemnidad del Cuerpo de Cristo, una fiesta instituida en el siglo XIII por el papa Urbano IV, que fijó su celebración el jueves siguiente a la Octava de Pentecostés. Esta fiesta, se celebraba con mucho fervor en todos los pueblos y ciudades de España, pero sobre todo en Toledo, vieja capital imperial,  en la cual, ese día se concentraba el poder eclesiástico, representado por el Primado y el poder político encabezado por el Caudillo Franco, que presidía junto con el Cardenal la solemne procesión del Corpus, cubiertos bajo el palio catedralicio. Toda esta solemnidad religiosa tenía su fundamento en que antes de la promulgación de la Constitución de 1978, el Estado declaró que la Religión Católica, Apostólica y Romana era la oficial del Estado español. A partir de 1978, el Gobierno, al acoplar el calendario laboral y en su condición de aconfesional suprimió esas tres fiestas. El jueves Santo, el Corpus y La Ascensión, la Iglesia los ha trasladado del jueves al domingo siguiente. En estas líneas, quiero reflejar cómo se celebraba en Jávea el Corpus hace cien años. Para ello, me he servido de una publicación, un librito de 38 páginas, Recuerdos de mis excursiones, publicado en 1915 por el pintor de Alcira Salvador Abril Blasco, después de la visita que hizo a esta villa. Este pintor fue contemporáneo de Joaquín Sorolla, pues tenían casi misma edad, nacidos en 1864 y 1863, respectivamente. Más adelante relataré,  la descripción que hace Abril de la procesión del Corpus local.
Hace un par de años, en éstas mismas páginas hice alusión a este tema, pero hoy lo redondearé con otros datos. Este artista alcireño, y un amigo llamado Alfredo, decidieron en el mes de junio de 1915, efectuar una visita a Javea, que no conocían. El viaje lo emprendieron de madrugada en la estación de trenes del Norte, de Valencia. En Carcagente, hicieron trasbordo al ferrocarril de Denia, y se apearon en Vergel para tomar la diligencia que les conduciría a esta villa. A la anochecida, el carromato con sus castigados viajeros hacia su entrada y final de trayecto en la placeta del Convent. Un viaje de sol a sol. Tuvo éste pintor dos anfitriones de reconocido arraigo, que le hicieron grata su estancia en el pueblo. Ellos fueron, un acomodado agricultor, Manuel Bas, cuyo hijo Pedro era discípulo del maestro pintor, y con el tiempo, el alumno fue el padre del bibliófilo e investigador Manuel Bas Carbonell. El otro anfitrión, Julio Truhanes Soler, antepasado mío, era  terrateniente, abogado, y diputado provincial por Denia y Callosa de Censaría, del Partido liberal de Canovas del Castillo. Era soltero, y vivía con su hermana Pura,  en la calle Canovas (hoy barrer Engrenyó).
Tanto Bas, como Cruañes, pusieron todo el empeño por su parte para que la estancia del artista fuera lo más agradable. Así como la visitas de Sorolla, descubridor de la luz y belleza del paraíso javiense, tuvo fases prolongadas, en las cinco ocasiones en que visitó la villa, el pintor Abril, tuvo menos ocasiones. De vez en cuando, ambos pintores eran acogidos por Julio Cruañes, en su casa de la Mesquida de les Pedres, encima del puerto.
Quiero hacer un pequeño resumen del librito Recuerdo de mis excursiones para que vean con que cariño y hospitalidad, Manuel Bas y Julio Cruañes, trataron de agradar al pintor y a su acompañante  en su escapada a esta villa. Al programa de excursiones programado por sus dos anfitriones no le faltaba nada. Para empezar, y  una vez acomodados ambos viajeros en la fonda, Manuel Bas, les obsequió en su casa con una buena cena a base de chulletes y vinet del país, según dice el libro. Fijado el programa y el itinerario a seguir en los próximos días, se fueron a descansar sus fatigados huesos. Este programa tenía la particularidad de dar a conocer a estos forasteros las bellezas del litoral desde una embarcación.  Gracias a la buena amistad y relaciones que tenían ambos personajes de Jávea, un marinero de Triana, llamado Toni, puso a disposición de los mismos su “llaut”, de cuatro remos llamado “Dengue”, con una tripulación de cuatro esforzados hombres encargados de la dura tarea de bogar durante horas, a brazo partido sin ayuda de velas ni motor. La primera excursión marítima se hizo a la Cova Tallada. De ella y de las demás singladuras les hablaré la semana que viene.
                           
                               Mayo 2013

LEER POR ENCARGO

La lectura es una capacidad propia del ser humano, fuente de conocimientos  y motivo de satisfacción y placer para el espíritu. Me viene a la memoria una anécdota relacionada con la lectura de un libro del que hablaré a continuación. La lectura como tal y en sí misma, es una actividad personal que normalmente no admite delegaciones. Se puede leer para un ciego (que no conozca el Braille) y para un analfabeto, pero la lectura es cosa personalísima, y se puede realizar en cualquier momento y situación, desde un retrete, hasta comiendo, pasando por leer en la cama o en la playa. La lectura es imposible cuando el estado de ánimo o  una grave preocupación impide la concentración y la serenidad del espíritu. El mejor ejemplo de leer  para los demás se daba en los conventos, cuando la comunidad religiosa acudía al refectorio para alimentar el cuerpo, ya que el alma se alimentaba en el templo. Allí, en un púlpito adosado al muro, el religioso o religiosa elegido, leía para la congregación. Otra forma de leer es por encargo, y aquí es donde encaja la anécdota que les voy a relatar. Empieza de esta manera. En mi estancia profesional en Albacete, conocí a un fabricante de calzado de Almansa, que tenía establecimiento abierto en Madrid. De esa zapatería eran clientes, Manuel Fraga y su señora. El industrial manchego, veraneaba en ésta villa, y era propietario de un apartamento en el segundo Montañar, que lo disfrutaba con su familia. Esta circunstancia hizo que nuestra amistad se incrementase todavía más, pues yo le contaba todo lo que le interesaba saber de Jávea. Como es sabido Manuel Fraga Iribarne, fue uno de los políticos más destacados del régimen de Franco. Era catedrático, ocupó varias carteras ministeriales y desempeñó el cargo de embajador en Londres, entre otras actividades, además de  escritor. Entre mi amigo manchego, y Fraga existía un buena amistad, y en una de las visitas que hizo éste a la tienda de calzado, le regaló el libro que acababa de publicar titulado Memoria breve de una vida política, (1980), con la consabida coletilla “¡espero que te guste, ya me darás tu opinión!”. Esta última recomendación al industrial albaceteño le trajo preocupado durante algún tiempo, pues este no era muy aficionado a la lectura y los libros se le caían de las manos, apenas comenzados. Este empresario personificaba, el dicho “Zapatero, a tu zapatos”, porque de  leer, nada. El periódico,  todo lo más. Mi amigo, llegado el verano, metió el libro en la maleta, con  intención de hincarle el diente en su apartamento del Montañar. Pero la galbana del verano y sus ratos en el barco, fueron una montaña difícil de superar. Un día me lo encontré en el Club Náutico, y me dijo un poco apurado,  “¡regreso dentro de una semana a Madrid, y no ha habido forma de echar mano al libro de Fraga! Me voy a ver en un compromiso, cuando venga a la zapatería, y me pida opinión del mismo. Sería una desconsideración decirle que no lo he leído”. Entonces, me hizo la siguiente proposición como buen negociante. “Te regalo el libro, a cambio de que lo leas en una semana, y un día comemos juntos y me cuentas lo  mas interesante, para comentarlo con Fraga, y darle el gusto de haberlo leído, vale?, Pues, por mi vale”. Y así fue, como después de empapármelo,  se lo hice “tragar” a mi amigo, con el mismo  apetito con que estábamos tragando las gambas servidas en la mesa. El libro, de 400 páginas, esta escrito en forma de diario. De Jávea, entresaco lo siguiente: “Sábado, 3 (junio de 1967): viaje a Javea. Inauguro El Tossalet, bella y original urbanización entre naranjos, en la millor terreta del món; obra de una mujer valiente, la riojana Julia Giménez Muro. El ministro de Hacienda, que, veranea allí, inaugura una iglesia modernista, para la que ha ayudado. Toda clase rumores sobre los intereses creados en una urbanización, El Arenal, que tiene la enemiga del pueblo. Franco, embarca en el yate Azor, para pasar una semana por el Mediterráneo”. En otra parte del libro, habla de Mariano Navarro Rubio, “Era, sin duda, una de las figuras importantes del Gobierno; Franco, lo estimaba mucho; él lo sabía, y se engolaba un poco; gran defensor de los intereses y de las gentes del Opus….”En definitiva, el libro de Fraga tiene un valor de testimonio político de una época. Pero su prosa, como diario que es, carece de amenidad y belleza. Todo acabó  bien. El zapatero, satisfecho de “haber leído” a Fraga;  éste contento de “saberse leído” y, yo de quedar “ciego” de marisco. ¿Quién quiere que le lea a este precio?
 

                                                   Mayo 2013

LA PETACA

La petaca es el estuche, generalmente de piel para llevar tabaco. También se utiliza la petaca de metal para contener algún licor. El uso de la petaca como contenedor del tabaco de fumar (hay tabaco de fumar, de mascar y de inhalar), ha desaparecido y hoy es un utensilio pasado de moda e histórico. La petaca tenía una significación social, pues tenía el efecto de llamada o atracción cuando la misma salía del bolsillo del fumador, y éste anunciaba: “Està bé, anem a fer-nos un cigarret”. Era un ritual, aceptar la petaca, sacar el librillo de papel, liar el cigarro, y fumar en grupo. Los hombres de la década de los 40, siempre llevaban en sus bolsillos la petaca, como elemento integrante de la personalidad,  del mismo modo que la mujer usa bolso para llevar sus efectos personales. La mayoría de la población masculina era fumadora,  por vicio y por pasatiempo.  No se conocía ni se hablaba del efecto pernicioso del tabaco, ni existían las campañas disuasorias del abandono del mismo.  Se vivía de espaldas a la realidad dañina del tabaco. La petaca se llevaba como hoy se lleva el móvil. Las mujeres, no la  manejaban, por razón  de que no fumaban tabaco de picadura para liar, y las pocas que lo hacían no lo hacían en público, pues se consideraba como vicio varonil. Solo fumaban pitillos americanos de tabaco rubio en reuniones privadas o familiares y sosteniéndolos con los dedos de la mano derecha. De igual manera el hombre siempre lo hacía con la mano izquierda.

En aquella sociedad agrícola, que era la base de la economía local, la `principal ocupación de los hombres era el trabajo en el campo. Los jornaleros que lo hacían al servicio de los terratenientes y hacendados lo hacían por “collas”,  y su trabajo era duro, ya que las labores de la tierra había que hacerlas a mano. Ello comprendía,  sembrar, plantar, cavar, labrar, regar, y recolectar, de sol a sol, con frío o calor. De vez en cuando, cuando el esfuerzo los deslomaba, se tomaban un respiro y un alto en su faena, diciendo: “Nem a parar, pera beure y fumar”. Después de echar un trago del botijo, se sentaban en tierra, sacaban sus petacas, liaban el cigarro, lo encendían con el chisquero de mecha y fumaban placidamente relajando sus castigados riñones. El hombre,  que trabajaba en la tierra, al terminar su faena acudía al hogar donde le esperaba la mujer que como es sabido estaba dedicada a las labores de la casa y a atender al mismo, del que dependía en muchos aspectos. Su oficio se conocía “como sus labores”. Los maridos en su natural tendencia a relacionarse después de la soledad campestre, lo hacían en los bares y casinos alternando la conversación con el juego de cartas. Disfrutaban su tiempo libre echando partidas al tute, a la brisca o el dominó, en medio de grandes voces  cuando se cosechaban triunfos o se recriminaban las malas jugadas. Los que no participaban en el juego, se arremolinaban alrededor del mostrador o se aglomeraban en la puerta en animada charla. Se les veía en los bares más concurridos de  entonces, como el   Bar “El Noy”, el Imperial,  el “Perol”, de Torres , el Sindicat y otros…Como esta alternancia se hacía a base de corrillos, cuando alguien echaba mano a la petaca, era norma que el que invitaba  daba a pasar la petaca al grupo, y se fumara en comandita. En la época de las distintas “collites” de cultivos, los corredores se pateaban los bares tratando de comprar cosechas para los almacenistas.  Era frecuente oír en los corrillos de hombres,  preguntar a estos corredores, “a com  pagueu”, y si había conformidad en la oferta y demanda, se cerraba el contrato verbal con la firma y rúbrica de un apretón de manos. Fumar agrupados tenía el efecto de la buena armonía y recordaba a los indios  del oeste americano, fumando la pipa de la paz, con los blancos. Esta práctica de hacerlo en sociedad, aglutinaba a la gente y hacía que un misterioso manto de solidaridad uniera a los fumadores.

La petaca era utilizada para tabaco de “picadura” que venía apretujado en cajetillas conocidas como el “cuarterón”. Hoy el tabaco que se lía es de hebra. La mujer, en éste  vicio, ha evolucionado igual que el hombre. Este ya no usa la petaca, pero ella, ha hecho del bolso su petaca, en donde aparece el tabaco, el librillo de papel y el encendedor. La mujer así lo quiere y está en su derecho.


                                               
                                                        Mayo 2013

domingo, 5 de mayo de 2013

CURVAS DE MUJER


Con la llegada de la primavera se producen en la persona unos efectos en los sentidos que nos llevan a un estado de equilibrio y sensibilidad diferente al resto de las estaciones del año. Conservo de mi madre, un número extraordinario de la revista semanal Crónica que se publicaba en los años 30 del siglo XX. Este ejemplar corresponde al año 1934,  dedicado completamente a la mujer con motivo de la entrada de la primavera. De la lectura de sus amarillentas páginas se aprecia el paso de los 79 años transcurridos desde entonces y los avances sociales de la mujer. La mujer en la década a la que nos estamos refiriendo, estaba marginada e ignorada de la sociedad regida por los hombres, y en un plano de inferioridad respecto del varón. Para la realización de determinadas actividades necesitaba la licencia marital, y debía seguir a éste allá donde fijara su residencia, con excepción de ultramar (América). Bajo estas perspectivas poco favorables, la revista Crónica,  trataba de informar a la opinión pública, que la mujer estaba luchando y abriéndose camino hacia la igualdad con el hombre. Eran los comienzos de la lucha por la equiparación de sexos en la sociedad. La revista tiene una primera parte dedicada a las ñoñeces de la mujer propias de la época. Así vemos a la mujer desde niña, con su vestidito rosa y su muñeca; a la mujer adolescente y enamorada, con su corazón abierto a los  misterios del mundo; a la mujer madre, de cuyo amor nacen los hijos; a la mujer en el deporte, con peligro de perder belleza si desarrolla músculos…etc. Este era el escalón en que se hallaba la mujer en los años 30, y que eran un resumen de la posición de la misma en el mundo. Pero junto a éstas cualidades ya pasadas de moda, la revista se preocupaba del nivel intelectual de ellas. Cuenta como un logro,  que en la Universidad central de Madrid, en el curso 1901-02 habían matriculadas solo dos mujeres, y el número de las mismas en el año 1934 ascendía a mil estudiando carrera, añadiendo que el estudiar en España ya era una cosa tan normal  como poseer un automóvil o un aparato de radio. En el mundo del trabajo, quiere desterrar la imagen que se tenía de la mujer, dedicada a las faenas del hogar y cuidado de la prole. Esta aspiración viene reflejada en la conversación entre un señor y una señora. Aquel, le preguntaba: “Usted señora, ¿por qué no trabaja?, y ella, muy airada le contestó ¡pero, que se ha creído usted caballero!”, considerando como una ofensa el trabajo de la mujer fuera del hogar. La revista dedica muchas páginas a la moda, ese conjunto de de usos y costumbres circunscritos a una época, mobiliario, arte,  literatura y sobre todo al vestido. Es curioso observar que en la moda intima de la mujer, no se conocía la palabra lencería. En esa zona corporal de ellas, las ofertas se referían a sostenes, fajas y corsés ¡con sus recambios de ballenas! en comercios especializados. La morfología de la mujer, con su redondeado cuerpo ha inspirado a artistas y a creadores de la moda. En cuanto a  la escultura y pintura, sus autores han plasmado siempre con especial sensibilidad la belleza de los rostros y la sinuosidad de sus contornos. Si en este campo tienen importancia las curvas de mujer, estas tienen más relevancia en el mundo del vestir en donde sus diseñadores  se valen de estas redondeces para lanzar sus novedades. He observado que las modelos  que pisan las pasarelas luciendo las prendas  confeccionadas por los modistos, son bellas  de facciones, pero el resto del cuerpo no guarda  relación con el rostro. Sus cuerpos, a fuerza de disciplina, y sacrificio  para la exhibición carecen  de  contornos visibles. Son delgadas,  que a fuerza de “mantener la línea” (recta), pierden las curvas. Con escasez de busto, nalgas, pantorrillas y muslos, los movimientos de la cadera y el cruce de pies al pisar, activan  con gracia y elegancia su esbeltez  corporal. 
En estos tiempos, se observa que la mujer siguiendo la moda imperante, se viste con prendas finas de punto, como leotardos, pantalones, mallas y medias, que ajustadas al cuerpo, como ventosas, y con el remate de las botas de amazona, resaltan sus encantos y manifiestan sus curvaturas Para terminar, como  bienvenida a la primavera y culto a la mujer, diré que ésta  reúne tres condiciones: serenidad, belleza y proporción, que vienen a reflejar el optimismo de la vida, la alegría sana, y el ansia de vivir entre lo más bello de la Naturaleza. Se acabaron por hoy las curvas.